O Pipotiño, un año acortando distancias entre Balaídos y Ribadavia

ZONA CELESTE

CEDIDA

La segunda peña de la localidad ourensana lleva un año en funcionamiento y en este tiempo ha duplicado su número de integrantes

20 nov 2017 . Actualizado a las 10:28 h.

Todavía pendientes de celebrar su inauguración, la peña celtista O Pipotiño de Ribadavia ya ha cumplido un año de vida. Surgieron de la división del otro colectivo celtista de la localidad, la Peña Celtista de O Ribeiro, pero pronto se les sumaron nuevos adeptos y de los alrededor que treinta que comenzaron ahora están ya por los 70. Las dos peñas conviven sin problemas, cada una por su lado pero con el objetivo común de fomentar el celtismo en el municipio.

«Empezamos con la peña antes del inicio del verano pasado. Hubo un grupo que se quiso marchar de la otra peña y empezamos un proyecto nuevo», recuerda su vicepresidente, Manu Rodríguez. ¿Su objetivo? Muy sencillo, señala: «Queríamos seguir al Celta y organizar viajes por ahí adelante para seguir al equipo. Poco a poco conseguimos que se nos sumara más gente y cada vez vamos organizando más cosas», indica.

Buena parte de los peñistas son socios del club que no faltan nunca a Balaídos y a los que se suman otros que van de manera más esporádica. Este año comparten autobús con las peñas de Carballiño, Lalín -Siareiros Dezaos- y Ribeiro. «A Balaídos está claro que no faltamos nunca. Lo malo es que estamos bastante esparcidos por el estadio y tenemos que vivir los partidos separados».

Esa separación física la compensan en los compromisos a domicilio juntándose en su sede, que da nombre a la propia peña. «Cuando es fuera la mayoría vamos al bar a verlo. Lo mejor es el gran ambiente que tenemos entre todos y la emoción con la que lo vivimos». Como ejemplo, el choque del pasado domingo frente al Espanyol. «Al principio entre las elecciones y la vendimia no éramos muchos, pero fue apareciendo más gente y algunos, como yo, llegamos para lo importante, que fue ver la victoria».

Entre sus miembros hay familias completas, incluidos abuelos y nietos. «Como es mi caso, a la mayoría nos viene el celtismo de familia, siempre ha habido mucha tradición en O Ribeiro». El cometido que se han marcado es contribuir a que siga siendo así. Para ello hacen comidas y se juntan siempre que pueden para disfrutar de su pasión común. «Las peñas dan trabajo, pero compensa. Ahora estamos trabajando en los viajes de esta temporada y esperamos poder ir a Gijón, Bilbao y A Coruña. Ojalá podamos hacer los tres y seguir sumando».