Berges: «Es complicado encontrar un sitio mejor que Vigo para jugar al fútbol»

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

ZONA CELESTE

En un choque entre Zaragoza y Celta en Balaídos en 1997
En un choque entre Zaragoza y Celta en Balaídos en 1997 BENITO

El cordobés repasa su etapa en el Celta, ocho temporadas en las que fue partícipe del crecimiento de un equipo por el que fichó en 1993 en lo que hoy ve como su «mejor decisión»

16 ene 2016 . Actualizado a las 11:24 h.

Rafael Berges (Córdoba, 1971) aterrizó en Vigo con un contrato por tres años y se quedó siete. En ese tiempo fue testigo del crecimiento del Celta para pasar de ser un equipo que salvaba la categoría con apuros a aquel que sorprendió con grandes temporadas en competición continental. Echando la vista atrás, recuerda momentos duros, pero los buenos pesan más y propician que considere su fichaje por el Celta -animado por Cañizares- como su mejor decisión. Actualmente, sigue al Celta al día mientras busca nuevos proyectos como entrenador tras haberse sentado en los banquillos de Córdoba y Jaén.

-Llegó a Vigo en 1993, con 22 años. ¿Qué le decidió a dar el paso de cambiar el Tenerife por el Celta?

- El Tenerife era un equipo importante y nos habíamos clasificado para la UEFA, pero con esa edad pensaba que necesitaba continuidad y partidos. Por eso, aunque tenía contrato y una oferta de renovación, surgió la propuesta, los clubes se pusieron de acuerdo y me marché. Cañizares, que había sido compañero en la selección olímpica, me había hablado muy bien del Celta y, aunque la gente podía decir que cómo me iba a un equipo que estaba un poco por debajo, fue la decisión más acertada que pude tomar. Supuso un paso adelante en todos los aspectos.

Durante un entrenamiento en A Madroa junto a Salva, Engonga, Otero y Atilano
Durante un entrenamiento en A Madroa junto a Salva, Engonga, Otero y Atilano JORGE LENS

-En los siete años que estuvo fue partícipe de la evolución de un conjunto que de luchar por eludir el descenso pasó a protagonizar gestas europeas. ¿Cuál cree que fue la clave?

-Lo primero es que considero que Vigo es un sitio especial para el fútbol. Hubo paciencia y tranquilidad para dar continuidad al trabajo y, al mismo tiempo, se fue reforzando al equipo con gente con la que se acertó mucho. Venían con el perfil de no haber funcionado en otros clubes o de gente joven que tenía que ir hacia arriba. Todos dimos un plus más y conseguimos que funcionara. Si mirabas aquel vestuario decías: «Dos rusos, un israelí, otro de no sé dónde...». Pero allí nos juntamos, fuimos todos a una y se notaba en el campo. Fueron años buenos.

«En el Celta fui feliz, me sentía identificado con el club en todos los aspectos»

-¿Fue para usted un cambio brusco al inicio?

-No me costó adaptarme, aunque es verdad lo más complicado fue el clima,  al pasar de Córdoba o de Tenerife, donde ni siquiera llueve, a entrenar lloviendo y con el campo mojado. Pero lo llevé bien, sobre todo porque era feliz jugando y me sentía identificado con el club en todos los aspectos. Al principio éramos un club con dificultades para mantener la categoría, recuerdo años difíciles por eso. Tuvimos que luchar mucho y no fue un camino de rosas, pero con el esfuerzo de todos conseguimos mantener siempre al equipo en Primera, sin descender nunca pese a ser un club modesto.

-¿Con qué momentos o partidos se queda?

-Fue importante un partido en Tenerife en le que nos clasificamos para la final de Copa del Rey, y luego la posibilidad de jugar copa de la UEFA y enfrentarnos a equipos como Liverpool o Aston Villa. También el tener opción de ganar en el Bernabéu, porque son cosas que cuando yo llegué al Celta estaban fuera de nuestras posibilidades y después eran realidades. Al final, si hacíamos cosas bien, sabíamos que le podíamos ganar a cualquiera. Llegamos a ser un equipo al que le podía faltar fondo de armario para aspirar a algunas cosas, pero futbolísticamente no teníamos nada que envidiar a ningún grande.

Berges perteneció a la disciplina del Celta entre lo años 1993 y 2001
Berges perteneció a la disciplina del Celta entre lo años 1993 y 2001 Oscar Vázquez

«Hicimos realidad cosas que estaban fuera de nuestras posibilidades cuando llegué»

-¿Quiénes diría que fueron los mejores futbolistas que tuvo al lado en el Celta?

-Creo que tuvimos muchos buenos jugadores, pero quizás Mazinho fuera el más completo en todos los aspectos. Reunía la regularidad que a lo mejor no tenía el más brillante y de más talento, que era Mostovoi. Cada uno tenía una cosa diferente que aportar al equipo. Además, Mazinho venía medio rebotado del Valencia, Mostovoi venía medio rebotado de Francia... Y también se medio rebotó en Vigo y de quererlo echar acabaron queriendo hacerle una estatua. Después de jugar al fútbol en muchos sitios, creo que es complicado encontrar un sitio mejor que Vigo para hacerlo. Es raro el que pasa por allí y no le salen las cosas bien. 

-Vivió algunos sinsabores, sobre en relación con las lesiones y su salida del equipo. ¿Cómo le marcó todo aquello?

-No me gusta recordar los malos momentos, pero mi salida fue sin duda lo peor. Creo que no lo merecía, pero pasó y ya está. Los rectores que estaban decidieron hacerlo de esa manera y, aunque fue desagradable, no hay que volver atrás. Después en lo negativo está también el Quinocho en el que me lesioné, un torneo en teoría intrascendente que ni siquiera iba a jugar porque estaba enfermo y que me marcó. Pero la vida del deportista es así y en cualquier momento te puede ocurrir algo de este tipo. Luego, ya más como anécdota, está la inauguración de Montjuic, en la que marqué en las dos porterías y quedamos 1-1.

Las lesiones fueron la cara más amarga de su paso por Vigo
Las lesiones fueron la cara más amarga de su paso por Vigo No disponible

-Hablando de goles, anotó siete. ¿Recuerda alguno de manera especial?

-Creo que el mejor fue al Bilbao en el antiguo San Mamés, de cabeza. Íbamos por debajo y empatamos 2-2 cuando en aquella época empatar allí era resultado importante para nosotros. En todo caso, fui un  jugador de equipo, eso es lo que creo que es lo más destacable, que fui competitivo, bueno, y que para mí jugar en Vigo fue muy especial.

«Mi salida fue desagradable, pero pasó y ya está. No empaña lo bueno»

-Por lo que cuenta, lo positivo pesa mucho más que lo negativo, ¿no?

-Desde luego que lo malo no empaña los buenos momentos que viví. Fui capitán durante un tiempo y no llevaba tantos años, fui el único que quedó de una remodelacion de plantilla que luchaba por no descender y acabó aspirando a meterse con los mejores equipos del fútbol español. Me tocó vivir esa etapa y los recuerdo son muy positivos.

-¿Hubo algún entrenador que le marcara?

-Todo el mundo tiene sus cosas, desde Txetxu (Rojo), el primero, que lo pondría en el grupo de cabeza, al último, que tuve, Víctor (Fernández). Te quedas con cosas de todos. También el trabajo de entrenador allí es diferente al de otro sitio, hay que decirlo, no sé por qué, por el clima, por la manera de ser... En todos los años no tuve muchos entrenadores y el hecho de dar continuidad, de tener tiempo para trabajar una idea es muy importante. Creo que el fútbol pasa por ahí. Aunque la gente crea que con cambios y como locoa van a conseguir cosas, la constancia es la que da sus frutos. De todos aprendí y con todos se consiguieron cosas, cada cual tenía su aportación buena.

El cordobés, aquí posando con un celtista, guarda un gran recuerdo de la afición
El cordobés, aquí posando con un celtista, guarda un gran recuerdo de la afición MORALEJO

«La del Celta es una afición muy cariñosa que es complicado que la tome con algún jugador»

-¿Qué huella le dejó la afición del Celta?

-Un recuerdo muy bueno, son muy cariñosos y lo pasamos muy bien esos años. La gente disfrutó mucho, me acuerdo de partidos de ir ganando 4-0 en la primera parte. Además, cuando necesitábamos el apoyo, en esos primeros años en los que no estábamos bien, ahí estaba todo el mundo. Es una afición que es complicado que la tome con algún jugador.

-A día de hoy, ¿está pendiente del equipo?

-Sí, prácticamente lo sigo al día. Además, tengo mis discusiones con mi hijo, porque yo siempre quiero que gane el Celta y cuando no lo hace el me mete tralla, pero bien. Este año el equipo ha empezado sensacional y ahora vive un momento no tan brillante. Las bajas se pueden notar hasta que se refuercen, pero es un poco lo que es la historia de ese club, ha apostado por idea clara de juego y a mí sinceramente me han hecho disfrutar desde la lejanía.

-¿Ve al Celta en puestos europeos al terminar la liga?

-Ahora tienen una pájara importante, es normal que la acusen porque el rendimiento que estaban dando era muy alto. Se tienen que rehacer y la ventaja es que tienen una idea clara de juego. Todos los equipos van a sumar menos puntos quitando a lo mejor a los grandes y en la pelea por Europa el Celta va a estar. Deben hacerse fuertes manteniendo la misma idea y creo y espero que sea una gran temporada, no es fácil recomponerse de bajas importantes y hay mucho mérito.

«Berizzo era un chico al que cuando hablaba en el vestuario, se le escuchaba»

-Llegó a coincidir un año con Berizzo. ¿Cómo era compartir vestuario con él?

-No compartí con él el hecho de jugar, porque cuando llegó, en mi último año, yo estaba lesionado. Pero le conocí como persona y era un chico que cuando hablaba, se le escuchaba. Tenía jerarquía y esa gente al final suelen ser buenos entrenadores, como él está demostrando ser. Se están haciendo las cosas bien y creo que si siguen así el Celta se mantendrá como un club puntero del fútbol español. 

Con el conjunto celeste llegó a disputar un total de 159 partidos
Con el conjunto celeste llegó a disputar un total de 159 partidos XULIO VILLARINO