Lección de veteranía del filial celeste: 1-0

la voz VIGO

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RC CELTA

El Celta B supo recurrir al otro fútbol cuando se quedó con uno menos a falta de 20 minutos y proteger el gol de Cedric como un tesoro ante el Zamora

01 oct 2021 . Actualizado a las 21:35 h.

El Celta B ganó tres puntos y aprobó una asignatura que habitualmente el fútbol deja para personas de más edad, la de saber jugar en inferioridad, dormir el partido y utilizar todo el catálogo de recursos para impedir que el Zamora, que achuchó mucho en el segundo tiempo, pudiera rescatar un punto.

No fue un encuentro fácil el de Balaídos para el Celta B, que salió con Diego Pampín de lateral derecho y recuperó la brújula de Jordan Holsgrove en el centro del campo. El rival presionó de inicio, dificultó la salida de balón y tuvo una ocasión clara que desbarató Álex Carbonell casi en la línea de gol. El Zamora no reculó hasta que se llevó un buen susto generado por una salida al primer toque de los vigueses que Gabri Veiga, con todo a favor, no convirtió en gol por un palmo.

Entonces, los de David Movilla dieron un paso atrás y el filial vigués comenzó a monopolizar el balón; sin embargo, no concretaba su dominio en el marcador. Lo hizo del modo más inesperado pero efectivo. Superada la media hora, Íñigo Piña y Magunagoitia, central y portero del Zamora, respectivamente, se pusieron a pasarse el balón dentro del área pequeña y en su maniobra de distracción no contaron con Gabri Veiga, que llegó por detrás para robar el esférico y asistir a Cedric Teguía para que marcase a portería vacía.

En el segundo tiempo, el Zamora tuvo el balón, el control y más colmillo con los tres cambios que realizó por la vía rápida. Durante un buen trecho, el partido fue un intercambio de golpes con ocasiones para los vigueses a la contra (Fabricio tuvo la más clara, pero su velocidad y calidad parecen estar reñidas con su excesivo individualismo) y Losada, una de las novedades del Zamora, se plantó por dos veces ante Gaizka Campos, que respondió de un modo providencial.

Superado el trance, el Celta B parecía tener estabilizado el partido hasta que llegó la expulsión de Cedric por doble amarilla. Los vigueses, que llevaban todo el partido con tres de los cuatro defensas amonestados, perdían a uno de su peones (entonces) de banda.

Faltaban 20 minutos (más cinco largos de alargue) y fue entonces cuando los jóvenes celestes dieron toda una prueba de madurez. Supieron perder tiempo y cortar el ritmo del partido del Zamora, realizaron un par de contras envenenadas que pudieron evitar el sufrimiento final y maniataron a un rival que se quedó con el juego aéreo como principal recurso. Por encima, cada vez que creaban peligro, aparecía Gaizka Campos para ponerle el candado a la portería. En medio de la adversidad, el Celta B supo jugar sus bazas como nadie y ya suma 10 puntos.