La historia con Borja Iglesias es larga. Lo intentamos fichar con 15 años, cuando jugaba en Santiago, y en aquel momento decidió irse al Villarreal. Cuatro años después, entrenando al Celta juvenil, me enfrento al Submarino en un torneo y había un delantero que nos generó muchos problemas y era Borja. Dos años después, cuando me hago cargo del Celta B se plantea la posibilidad de ficharlo porque no estaba jugando mucho en el Villarreal. La dirección deportiva me preguntó si lo veía bien para el filial y le dije que, sin duda, iría a por él.
En su primer año en Vigo ya veías que era un delantero con mucha proyección, aunque en aquel momento tuvo el déficit de que falló muchas ocasiones; aun así acabó con trece goles. Transmitía la sensación de que era un delantero que era capaza de guisárselo él solo. Él solo generaba situación de gol cuando el equipo estaba sufriendo. Se veía que era un jugador de futuro y que iba llegar fácilmente al fútbol profesional y así lo confirmó su evolución. En todos los equipos en los que estuvo, marcó goles, y creo que ahora está en un momento espectacular que tiene que aprovechar.
Su evolución en el fútbol fue meteórica. El primer año ya generó muchas ocasiones y era cuestión de meter el balón en la portería y creo que ha crecido sobre todo en eso. En los equipos en los que estuvo después de salir del Celta B en donde llamó la atención sobre todo fue en los goles, porque esa fuerza y ese juego de espaldas los ha tenido siempre, aunque a medida que fue creciendo, se hizo más fuerte, aprendió más cosas y cuando llegó al fútbol profesional tuvo la capacidad de explotar sus virtudes. En todo esto, no podemos obviar el trabajo que él ha puesto, que ha sido innegable.
Borja siempre ha tenido capacidad de resiliencia y se adapta a cualquier tipo de juego y eso es algo que te abre muchas puertas en el fútbol profesional. Sabe jugar a distintas cosas en el Espanyol, en el Betis, en Vigo ... y siempre ha rendido de maravilla. El verano pasado, cuando lo ficharon, le decía a mis amigos que era un fichajazo. Es gallego, quiere estar cerca de casa y ha estado en sitios en donde no era nada fácil triunfar. Borja no será un jugador de 30 goles, pero es un súper acierto y la sensación que me da desde fuera es que él está encantado y Claudio Girález, igual.
Con respecto a la selección, el compostelano tiene la capacidad de adaptarse a lo que pida el seleccionador, estoy convencido. España lleva años sin una gran referencia de nueve y Borja le puede dar el otro perfil que la selección puede necesitar en ciertos momentos. Ese delantero de referencia que es tremendamente incómodo para la defensa rival. Lo he visto día a día entrenando y es súper incómodo defenderle porque es muy fuerte, muy potente, muy pesado y es muy difícil moverlo. La selección no tiene ese perfil y ahora lo puede aprovechar. Creo que un nueve de referencia le va a venir muy bien a España.
David de Dios fue el primer entrenador de Borja Iglesias cuando llegó al Celta B.