
El catoirense, que entró en la convocatoria tras dos entrenamientos, jugó su último partido con el Celta en liga en noviembre del 2019 sustituyendo a Aidoo
02 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El 3 de noviembre del 2019, Iker Losada vistió por segunda y última vez la camiseta del Celta en Primera. Lo hizo para jugar los últimos diez minutos de un partido que ganó el Getafe en Balaídos por la mínima. Desde entonces han pasado 1.917 días. Curiosamente, entró en el campo en sustitución de Joseph Aidoo, a quien cinco años después releva en la primera plantilla porque el club vigués anunció el mismo día la entrada del de Catoira y la cesión del ghanés al Valladolid. Hoy, dada la precariedad de efectivos y dando por descontado que tiene el sistema de juego celeste en la cabeza, podría jugar el tercer partido de su vida en Primera vestido de celeste. De entrada, está en la lista de convocados.
«Sabéis que es un jugador de mi gusto y de mi agrado, que nos va a aportar con las salidas que hemos tenido en las posiciones de arriba y al acabar la temporada valoraremos si hemos acertado o no», comentó Claudio Giráldez sobre el jugador de Catoira. Iker conoce como pocos el sistema de juego del Celta, pero eso no significa que no necesite una actualización. «Requiere menos adaptación, pero algo sí requiere, evidentemente. Nos conocemos mucho, conoce mucho nuestra manera de jugar creo que hay similitudes, pero también hay diferencias entre el Fortuna o el Juvenil que coincidimos y es importante para la adaptación que conozca todo el club, a todo el entorno, a la gran mayoría de los compañeros que sea de aquí. No obstante, recuerda que «lleva dos entrenamientos y sería injusto también» por su parte «pedirle que rinda a su mejor nivel». «Tiene un proceso de adaptación que va a ser pequeño. Ya está en convocatoria y está disponible para poder jugar», indicó el entrenador.
En este lustro, Iker Losada ha vivido varios viajes de ida y de vuelta. Primero, a nivel mental. Aquel gol al Real Madrid en su debut en Primera siendo juvenil le descentró y pasó por una travesía en el desierto que le llevó incluso a perder la titularidad en el B en aquellos tiempos en los que Onésimo lo utilizaba como lateral derecha. Pero su último año en el filial, con Claudio Giráldez en el banquillo, lo cambió todo. Iker asumió galones de capitán más allá del brazalete, lideró el juego del ataque celeste y tocó a la puerta del primer equipo aunque no pudo derribarla a la primera.
Se fue a Ferrol, donde jugó los 42 partidos y fue el segundo pilar del equipo tras Carlos Vicente, lo fichó el Betis y de verdiblanco disputó una decena departidos en la liga, siendo titular contra el Celta en la primera vuelta. A la semana siguiente repitió en el once de Pellegrini por última vez y fue precisamente en Mestalla en donde encajó una dolorosa derrota: 4-2. Siete días después, jugó media hora ante la Real Sociedad y desapareció del mapa. Era el 1 de diciembre.
Desde entonces el hoy céltico, de momento hasta el 30 de junio, tuvo minutos en la Copa ante el Sant Andreu y ante el Barcelona. En el mismo torneo también había vestido de celeste ante la Peña Azagresa y el Mérida. Hoy se enfundará de nuevo la celeste tras derribar la puerta.