La vida de Álex Cid en Dubái cinco años después de dejar el Celta por el Atlético

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

CEDIDA

El futbolista ourensano juega ahora en el Fursan Hispania de Míchel Salgado

12 ene 2025 . Actualizado a las 22:45 h.

Álex Cid es uno de esos jóvenes futbolistas que un día fueron noticia por dejar el Celta siendo niños para probar suerte en uno de los llamados grandes. En su caso, el club de destino allá por el año 2019, cuando tenía 14 años, fue el Atlético de Madrid, donde estuvo cuatro años, viviendo una etapa muy satisfactoria para él, que manifiesta que nunca se ha arrepentido del paso que dio. La pasada campaña, pasó por el Marbella siendo aún juvenil y, actualmente, sigue su carrera en el Fursan Hispania.

El equipo de Dubái que lleva Míchel Salgado está tirando de canteranos celestes y, de hecho, no es el único actualmente, sin que también está Ares Outeiral. El nexo de unión es el hijo del exfutbolista gallego del Real Madrid, Miguel Sanz. «Coincidí con él desde benjamines al Infantil A, tengo muy buena relación con él, surgió la posibilidad de ir allí y me pareció una buena opción para mi futuro, para crecer como futbolista», cuenta.

Habiéndose ido tan joven de Galicia, no le dio vértigo la lejanía, pues «ya lo llevaba aprendido». «Sí que es verdad que es un gran cambio: otra cultura, otra manera de vivir… Pero me he adaptado bien y estoy muy contento», asegura. El clima es un factor que dificultó de inicio esa adaptación, pero tampoco lo ha llevado mal. «Al principio, cuesta un poco, pero es como todo, a medida que van pasando los días, los entrenamientos y los partidos, te encuentras mejor».

El estilo de juego también es diferente, «más físico». «Ya que no soy especialmente alto y fuerte, intento adaptarme con mis posibilidades: jugar con más inteligencia y usar mis armas de la mejor forma», desgrana. El idioma no es un problema, porque su técnico es otro gallego y ex del Celta como Pablo Coira y «en el club hay bastante gente de España», aparte de que tampoco tiene problemas para comunicarse en inglés con el resto. «Tenía un buen nivel, porque estuve en un buen colegio en Madrid, pero esta experiencia también me sirve para mejorarlo», valora.

 
 
 
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El primer equipo del Fursan Hispania, donde él juega, está a un nivel que calcula que puede equivaler a Primera o Segunda Federación. Y está sumando muchos minutos, prácticamente todos, con lo que está también muy satisfecho en su primer año sénior. «Ahora mismo, mi idea es quedarme e intentar hacer carrera aquí, crecer en el fútbol árabe», detalla. No oculta que a nivel económico también era «una buena propuesta» y que este club es como «un trampolín» para llegar más arriba.

Cuenta que sus padres le apoyaron como en todas las decisiones que ha ido tomando en su carrera, incluida la de dar el salto al Atlético de Madrid en el 2019. Lo que les preocupa es que sea feliz, y así está siendo. Con un día a día completamente enfocado a su faceta de deportista profesional. «Dedico mi vida al fútbol. Por la mañana, voy al gimnasio y a la piscina; después de comer, duermo la siesta y a entrenar. Ese es mi día a día. Cuando tenemos tiempo libre, salimos a comer o a visitar la ciudad», ahonda. Todos los integrantes del equipo residen en un hotel que tiene convenio con el club y donde tienen todo tipo de comodidades.

Entre sus compañeros hay colombianos, turcos, un georgiano o un guineano, entre otras nacionalidades. Estar con Ares Outeiral también es «un apoyo», ya que se conocían del Celta. Como preparador físico también está Álex Calvo, otro entrenador que pasó por el club celeste y con el que también había coincidido allí. «Tengo muy buenos recuerdos del Celta, del club y de todas las personas con las que estuve. Fueron cinco años bonitos que recuerdo con cariño».

«Siempre busqué y crecer como futbolista», dice de su marcha del Celta al Atlético

Cid no es ajeno a las críticas que suscitan decisiones como la suya, de irse del Celta tan joven. «Tienen que entender que para un niño de 14 años, es llamativo. Siempre me guie por intentar crecer como futbolista y buscar lo que era bueno para mí en ese momento. Así lo creímos mis padre y yo», dice subrayando que nunca ha dudado de si hizo bien. Su fichaje por el Atlético lo recuerda como «uno de los días más felices» de su vida», destacando que «salía a un club muy grande».

Tampoco le hubiera disgustado seguir más tiempo como céltico, pues estaba «muy cómodo». A la pregunta de qué piensa al ver a algunos excompañeros en el primer equipo y si se le pasa por la cabeza que podía estar ahí, recalca: «Lógicamente, ese pensamiento está, pero no me arrepiento. También podía haberme quedado y no llegar arriba tampoco».

Conoce y se alegra por todos los canteranos, un par de años mayores que él, que están ahora en dinámica del primer equipo. «Son chicos con los que solía estar y me alegro por ellos y por el club, les deseo todo lo bueno. Con el que más coincidí es con Hugo Álvarez, porque al ser los dos de Ourense, compartíamos autobús para ir a entrenar y la relación es muy buena», detalla. Por su parte, sigue mucho al Celta, suele ver sus partidos y los sigue considerando su equipo como aficionado.

En cuanto al Atlético, señala que hubo «un par de circunstancias por las que lo mejor era la salida», aunque le «costó un poco» porque suponía dejar atrás «un ambiente profesional» y ya tenía su vida en Madrid. «Fue complicado, pero hay que adaptarse a los cambios de la vida». Aclara que no hubo ningún problema con el club colchonero, pero que «como futbolista, salir en ese momento era lo mejor». Entre medias, el curso pasado estuvo en el Marbella, en un «año bonito para aprender».