El entrenador del Celta, consolidado y con galones, regresa al campo en el que debutó en Primera con el objetivo de cambiar la tendencia a domicilio
14 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Veintiséis partidos después, Claudio Giráldez vuelve al punto de partida: el estadio Ramón Sánchez Pizjuán. Consolidado como entrenador del Celta, con unos números envidiables y proclamando la ambición de un equipo que parece asentado en la zona cómoda de la tabla y que quiere ir a por más.
La historia del porriñés comenzó con triunfo en el Sánchez Pizjuán y desde entonces, ha ganado más que ha perdido, algo poco usual en los últimos tiempos en un equipo como el Celta. El Sevilla, su primera víctima, será el octavo equipo al que se enfrente por segunda vez en su corta estancia en Primera. Hasta la fecha, el Las Palmas es un rival preferido con dos triunfos, sumando cuatro puntos con el Betis y el Valencia y cosechando una victoria y una derrota con el Alavés, Villarreal y Athletic. Su bestia negra es, por el momento, el Atlético de Madrid, que le ganó los dos partidos por la mínima.
En estos nueve meses -debutó el 17 de marzo-, por encima de todo, Claudio Giráldez ha construido un equipo de autor, plagado de canteranos, recuperando el ADN Celta y ganándose el crédito unánime de todos los estamentos, tanto del club como del fútbol en general. En su anterior visita al Sevilla, lo hizo con la etiqueta de entrenador de emergencia para una decena de partidos y hoy lo hace renovado y con galones.
«Es un partido bonito para nosotros volver allí, donde empezamos, con lo especial que fue aquel día», dice el porriñés del debut. Giráldez, considera además que su idea ha calado: «Creo que es importante, cuando entras a un sitio, dejar claro lo que tú sientes, cómo eres, qué quieres que sea el equipo. Y creo que el equipo lo ha aceptado muy bien, que tenemos, tanto el año pasado como este, un vestuario muy sano, con la idea de sumar, de ayudar, de cooperar con los compañeros y, sobre todo, de creer en lo que proponemos nosotros. Lo siento así desde el primer día».
A lo largo de esta pequeña travesía, ha dotado al equipo de una fortaleza sólida en Balaídos a lomos de una afición entregada, pero en cambio al equipo le ha faltado consistencia a domicilio. Desde aquella remontada en el estadio de Nervión, el Celta solo ganó dos veces más como visitante: el curso pasado en Granada, para abrazar la permanencia matemática, y este curso en Las Palmas el día que se quedó con nueve. «Creo que va a ser una guerra distinta, un partido distinto, con actuaciones muy características de lo que es el Sevilla este año, con un escenario que creo que nos va a evocar cosas buenas, que es positivo, para jugar un partido fuera de casa con lo que está pasando esta temporada», comentó el técnico.
Esta tarde, cuando acceda a un campo conocido, le espera una reválida. Una de muchas en un mundo del fútbol que le augura larga vida en los banquillos.