El defensa madrileño, el último en llegar, confirma su plena adaptación al juego del Celta en dos perfiles diferentes demostrando solvencia y calidad
28 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Marcos Alonso fue el último en llegar al Celta, lo hizo tres días antes del cierre de mercado estival con la carta de libertad debajo del brazo después de haber rescindido con el Barcelona. «Es un jugador que encaja en unos perfiles que hablamos durante el mercado, que nos venía bien reforzar. Es un jugador con experiencia, con capacidad de poder jugar de central o de carrilero izquierdo, con altura, que también nos viene bien para situaciones de juego directo en el balón parado. Tiene buen pie. No puedo decir nada negativo de él», comentó Claudio Giráldez después de su llegada.
El exbarcelonista aterrizó con una pretemporada atípica en las piernas, después de realizar trabajo durante seis semanas de un modo individual y, por lo tanto, sin ritmo competitivo. Por eso el entrenador lo dejó madurar con un período de adaptación que se acentuó durante el primer parón de selecciones, lo que le llevó a debutar ante el Valladolid disputando los últimos quince minutos. Era el 15 de septiembre y el madrileño llevaba parado desde el mes de abril cuando jugó en Cádiz su quinto y último partido del curso pasado con el Barcelona.
Marcos cerró su etapa azulgrana con 251 minutos de juego y en el Celta ya roza esa cantidad en solo tres contiendas: 190. Porque en San Mamés ya saltó al campo a los cinco minutos por la lesión de Óscar Mingueza y cuatro días después, fue titular y disputó el partido completo ante el Atlético de Madrid. Si mañana repitiese, algo que parece difícil por la carga de partidos en esta semana, ya podría terminar superando lo jugado en liga en todo el ejercicio anterior. A Vigo llegó con la intención de volver a disfrutar del fútbol.
«Creo que puedo aportar sacando el balón jugado y de carrilero ahora hay que atacar y defender bien, es algo que me gusta, aunque físicamente exige más trabajo. Creo que puedo aportar experiencia y conocimiento a los jóvenes. Mi labor es ayudar al equipo», comentó nada más llegar y lo ha cumplido a las primeras de cambio. Tanto de carrilero como de central, porque Marcos Alonso Mendoza (Madrid, 1990) fue jugador de banda ante el Athletic y central con el Atlético. Y en ambos casos demostró contundencia, seriedad defensiva y buena salida de balón. Además de arrobas de calidad en cada acción.
En la contienda del jueves entró en contacto con el balón 105 veces, más que ningún otro jugador, protagonizando tres cortes, ganando un duelo aéreo y ofreciéndose siempre para intentar avanzar por la banda izquierda. Confirmando que puede ser una pieza muy aprovechable en el proyecto de un Claudio Giráldez que lo llamó durante la negociación para convencerle de que firmase por el Celta. Iago Aspas fue otro que insistió, aunque solo le faltaba un empujón para terminar de animarse. «El proyecto es bonito, gente joven, con ambición, el entrenador, la presidenta...», dijo en su puesta de largo.
Todo apunta que dentro de un equipo en donde la frontera entre titulares y suplentes es tan fina, el defensor va a formar parte del primer grupo. Para comenzar, por su polivalencia, ya que en cuatro días demostró que se puede adaptar a dos perfiles sin ningún problema. Además, aporta experiencia en un equipo con tantos jóvenes y, lo más importante, encaja a la perfección en la idea de juego de Claudio Giráldez. Por encima, y pese a la derrota ante el Atlético, el equipo firmó el mejor partido defensivo del curso con él en el campo.
A sus 33 años, el Celta significa un cambio radical en una trayectoria deportiva en donde los títulos eran el objetivo de sus equipos al principio de temporada: Chelsea, Barcelona e incluso Fiorentina siempre han sido clubes con más aspiración que la permanencia, por eso el madrileño hizo una llamada a no marcarse techo. «Esto es fútbol y te preparas para llegar lo mejor posible al fin de semana e intentar sacar los puntos», dice el jugador.
Lo único negativo de Marcos Alonso en su estreno en el Celta es que los vigueses perdieron los dos partidos donde más protagonismo tuvo. Curiosamente, no enlazaba dos derrotas seguidas desde la campaña 22/23, cuando el Barcelona perdió en el margen de tres días con Real Sociedad y Valladolid. Fue en mayo del 2023, poco antes de viajar a Vigo para el partido de la salvación del Celta con dos goles de Gabri Veiga. Aquel histórico día había disputado los 90 minutos.
El internacional, que jugó dos mundiales y una Eurocopa con España, firmó por una temporada con otra opcional y no descarta seguir en Vigo más allá del 30 de junio próximo. «Si estamos contentos, seguramente siga en Vigo. El año que viene y ya tendremos tiempo de hablar de eso». Solo piensa en jugar.