Los vigueses, en su versión más discreta, siempre fueron a remolque de un Osasuna que aprovechó las facilidades
01 sep 2024 . Actualizado a las 19:11 h.El Celta encajó su segunda derrota consecutiva, también a domicilio. A diferencia de lo que sucedió en Villarreal, los vigueses no hicieron un buen partido y por encima alfombraron el camino del triunfo al Osasuna en los dos primeros goles. Al descanso se llegó con 2-1 (había marcado Borja Iglesias para los celestes) y en el segundo tiempo, una contra de Bretones sentenció un partido que acabó con un punto de emoción después de que Moi Gómez marcase en propia meta el 3-2 en pleno descuento.
El cuadro vigués tiene un serio problema defensivo. De poco vale hacer casi todo bien y el rival, en este caso el Osasuna, se encuentra con dos regalos para encarrilar el partido. Un balón parado y un centro lateral fueron materia suficiente para que los navarros se fueran con ventaja en el marcador al descanso. Mientras, el conjunto visitante tuvo tres ocasiones claras y solo fue capaz de hacer diana en una.
El partido comenzó jugándose a lo que quería el cuadro local, que presionó muy alto y con mucha intensidad. Sin embargo, el Celta no se descompuso y fue sacudiéndose el dominio hasta comenzar a poner en apuros a Sergio Herrera, que sacó un remate de Borja Iglesias con la cara.
Sin embargo, un córner mal defendido comenzó a complicarle las cosas a los de Claudio Giráldez. Fue en el rechace, sin ningún celeste dándole un puntapié al balón, cuando el debutante Boyomo desvió lo justo la pelota para alejarla del alcance de Iván Villar y alojarla en la red. El portero celeste, que único titular en los cuatro partidos, evitó el segundo un poco después tras un remate a la media vuelta de Rubén García.
A los 28 minutos, cuando peor lo estaba pasando el Celta, apareció Mingueza para poner luz. El internacional cogió el balón en la derecha, hizo un caño y sirvió un balón de gol a Borja Iglesias, que, a puerta vacía, solo tuvo que acertar en la colocación del pie. El empate parecía dar paso a una tregua antes del descanso, pero a los 44 minutos volvió a ponerse en evidencia otro de los problemas del Celta: los centros laterales. En este caso, fue Budimir quien golpeó desde la izquierda y Carlos Domínguez terminó marcando en propia meta.
Como en otras ocasiones Claudio Giráldez hizo tres cambios en el descanso, el Celta aumentó su presión en campo contrario y Alfon, que fue el más incisivo, tuvo una oportunidad que desvió Herrera. Pero una pérdida de balón le dio la puntilla a los célticos, porque el Osasuna lanzó una contra de vértigo, nadie pudo pararle y Bretones, el lateral izquierdo, marcó con un tiro cruzado.
Con el 3-1, el Celta tuvo el balón pero le faltaron ideas y también acierto. Un disparo alto de Alfon y una falta de Hugo Álvarez desviada por el portero local fue el único botín antes de que el delantero manchego viera la roja y dejara a los vigueses con diez. Entonces, cuando el partido parecía cerrado por completo, Moi Gómez marcó en propia meta en el 91 y le dio emoción al final, aunque el Celta no llegó ni a crear una oportunidad para soñar con el empate.