Amor sin límites a la otra familia

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

55 socios del Celta con medio siglo de antigüedad reciben la insignia de oro

29 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«Pocas veces podemos reunir más celtismo y amor a este escudo que hoy», decía una emocionada Marián Mouriño en su primera entrega de insignias de oro a los abonados de Celta. «Yo no llevo ni un año (en el cargo) y vosotros lleváis 50», constataba con humildad la presidenta, que estuvo acompañada por los capitanes, Iago Aspas, Kevin Vázquez e Iván Villar; el consejero Sergio Álvarez y los también excélticos Atilano, Vlado Gudelj y un Vicente que ha vuelto la vida del club y cuya presencia emocionaba a muchos de los presentes.

«Para mí, los tres mejores de la historia del Celta son Mazinho, Mostovoi y Vicente», le decía al ourensano uno de los homenajeados. «Ese terceiro tes que revisalo», replicaba él, siempre modesto. Era la gran novedad en un acto de estas características y, aunque los nietos tiraban más por los jugadores actuales, muchos de los veteranos querían no tanto una foto como saludarlo y transmitirle su cariño a él, a uno de los grandes capitanes de la historia del Celta.

Esta vez, el escenario no fue ni A Sede ni Afouteza, sino que también ahí se volvió a los orígenes: Balaídos. En concreto, la grada de Gol, lo que permitió que los abonados vivieran la experiencia de salir por el antiguo túnel de vestuarios y ser ovacionados por los suyos. Hijos, nietos y demás familiares y amigos orgullosos que se debatían entre los aplausos y las ganas de inmortalizar con los móviles cada instante.

El acto lo abrió un vídeo donde dos de los homenajeados hablaban de su manera de vivir el celtismo desde el profundo amor a lo que también consideran familia. «El Celta es como un hijo, que aunque suspenda, lo quieres igual», decía uno de ellos. El otro recordaba cómo había aprendido el himno de niño, había respirado celtismo desde la más tierna infancia y había soñado con ser uno de aquellos jugadores que idolatraba desde épocas en que no había ni camisetas a la venta. «El Celta es familia, no puedes renegar de ella. Se puede cambiar de todo menos de padres y de equipo de fútbol», añadía.

La presidenta, acompañada por toda su junta y todos los responsables de las diferentes áreas del club, recordó a los más fieles de la familia celtista los objetivos que se puso al frente del cargo y proclamó que quieren «ganar y dejar de sufrir». Se quebró al mencionar a su antecesor: «Sois ejemplo de inmensa pasión. Os pido que seáis esos referentes como mi padre para mí», expresó.

«El Celta lo es todo»

Los protagonistas llevan consigo todo tipo de historias. Desde los que son abonados desde que nacieron hasta quienes se hicieron por una pareja que ya no está pero a la que sienten que le deben seguir teniendo el carné hasta el fin de sus días. Es el caso de Anuncia Núñez, que a sus 80, no llevaba la cuenta de sus años de socia, pero una amiga le había dicho que tenía que estar al caer y se llevó una sorpresa que ayer disfrutaba rodeada de los suyos, también celtistas. Como su hija Conchi, que remarca: «Mis padres eran novios y él la hizo socia. A ella no le hacía gracia, pero cuando él falleció, siguió viniendo». Su madre o corrobora: «Me acabó gustando más a mí. No me invites a comer, llévame al Celta. Es un día feliz, pero también siento algo de angustia porque él (su marido) no está», decía sin poder contener la emoción.

A la pregunta de qué significa el Celta, la mayoría responderían seguramente «todo». Es la contestación de Anuncia y también de José Carlos Fernández, rosaleiro de 79 años que se abonó en 1973. «Naceu en min, porque na casa ninguén era celtista. Agora somos todos: muller, fillos, netos...», cuenta radiante. Y se emociona al decir qué supone para él ser merecedor de esta insignia: «É máis ca un orgullo».