En octubre declaró que le quedaba mucho para llegar al fútbol profesional, pero tres meses después, se ha convertido en el jugador del B más utilizado por Benítez
22 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.«Todavía me queda mucho camino para llegar al fútbol profesional», comentó el octubre pasado a La Voz Hugo Álvarez (Ourense, 2003). Sin embargo, el canterano del Celta ya ha comenzado a derribar la puerta y el sábado Rafa Benítez recurrió a él en su primera tanda de cambios y jugó más de media hora como carrilero derecho. Cuatro días antes, había tenido minutos en Mestalla en la Copa y ante el Betis dio la asistencia del gol del triunfo. A día de hoy, es el jugador en dinámica del B con más presencia en el primer equipo. De hecho, ya ha tenido minutos en cinco partidos: tres de Copa ante Turégano, Amorebieta y Valencia y en las citas de liga ante los verdiblancos y la Real Sociedad. «Intento dalo todo nos minutos que o míster me dea», comentó después de la contienda del sábado, en la que entró en 26 ocasiones en contacto con el balón, realizando dos entradas y otros tantos bloqueos, además de 33 toques.
La historia de Hugo Álvarez Antúnez con el Celta comenzó cuando tenía 10 años y el conjunto vigués lo reclutó siendo alevín del Ponte Ourense, después de convencer a sus padres, que siempre tuvieron claro que los estudios son lo primero. Durante los primeros años, vivió en el autobús, de viaje permanente entre su Ourense natal y A Madroa, hasta que en el 2019 se trasladó a la residencia del conjunto vigués.
Hugo, que tuvo una lesión grave en su etapa de formación (rotura de tobillo) fue creciendo en la base celeste, a la que llegó como mediocentro, y se fue reconvirtiendo en varias posiciones, casi siempre ofensivas, hasta finalmente convertirse en carrilero. Precisamente, después de que Eduardo Coudet lo hiciese debutar con el primer equipo en el 2021, cuando todavía era juvenil, como delantero en Andorra en un partido de Copa del Rey. Esa misma temporada debutó en la liga con una decena de minutos en Getafe, aunque desde entonces había desaparecido del mapa del primer equipo hasta que fue reclutado para el partido de Copa de Turégano de noviembre pasado.
Curiosamente, Rafa Benítez lo ha utilizado de un modo habitual en el carril derecho, cuando con Claudio Giráldez su sitio está en la banda izquierda en la defensa de tres centrales. Frente a la Real, para el técnico madrileño, el ourensano fue la primera opción de recambio frente a otros jugadores que podrían salir en esa demarcación.
Asentado en las últimas semanas en la dinámica del primer equipo, el ourensano está ante una semana importante, con dos partidos en cinco días y, por lo tanto, la posibilidad de acumular minutos en ambos. «Estamos con ganas de demostrarlle á xente que podemos e o martes temos unha oportunidade para facelo. Intentámolo ata o final, é verdade que non estivemos moi acertados no último terzo de campo, pero esa é a actitude que hai que ter e intentalo ata o final», dijo mezclando el partido de liga con la ilusionante cita copera.
Eso ha significado que, por el momento, aparcase sus días en el filial, donde es un elemento diferencial. Claudio Giráldez lo definió en su día como «un jugador que escucha, con una personalidad muy marcada, al que no le puede la presión ni le quema nunca la pelota». Él siempre se ofrece y tiene la cabeza fría para tomar la mejor decisión. El mejor ejemplo es la asistencia a Williot Swedberg en el triunfo sobre el Betis, recién entrado, en el tiempo añadido y después de haber fallado la primera entrega. Lo suyo es desparpajo puro acompañado de mucha calidad.