Gabri Veiga, el futbolista del año

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

El porriñés, jugador revelación de la Liga, acaba como segundo medio sub-21 más goleador de las cinco grandes ligas, le espera el Europeo y debe elegir destino

08 jun 2023 . Actualizado a las 20:56 h.

Gabri Veiga Novas (O Porriño, 2002) comenzó la temporada con ficha del Celta B y terminó salvando al primer equipo. Un colofón de ensueño a un curso que finaliza como el único centrocampista sub-21 de las cinco grandes ligas que le hace sombra a los números de Jamal Musiala, una de las estrellas del Bayern de Múnich y mundialista con Alemania.

El canterano firmó una tarjeta de 11 goles —un tanto menos que el germano— y cuatro asistencias en su primer año en el fútbol profesional. Al todavía céltico le espera ahora el Europeo con la sub-21 (el viernes se concentra con la selección española), un escaparate en donde seguramente termine de deshojar la margarita de un futuro que a priori apunta a la Premier, con el Liverpool y el Chelsea como nuevos pretendientes en una mesa llena de posibles destinos.

 

Gabri asombró en la primera vuelta y, mediada la temporada, ya sumaba seis goles y era el principal escudero de Iago Aspas. Entonces, el Celta le recalificó la ficha para hacerlo jugador del primer equipo a todos los efectos, comenzaron las comparaciones con los grandes talentos precoces del viejo continente, subió su cotización y se comenzó a hablar de posibles destinos futuros. A finales de marzo, cuando el Celta alcanzó el cénit de la temporada, el porriñés llevaba nueve goles y cuatro asistencias. Poco después, saltó a la palestra la mítica frase de Mouriño: «No lo vamos a vender, pero nos lo van a comprar». Aquel anuncio sonoro coincidió en el tiempo con el bajón colectivo que sacudió al equipo, que comenzó a perder al luz de Iago y de su lugarteniente.

Veiga fue consciente desde el primer momento de la gráfica descendente de rendimiento, pero apretó para volver y lo consiguió en la recta final. «Es cierto que había bajado mi nivel, pero siempre tuve claro lo que me llevó a estar a un gran nivel». Emitió señales de vida ante el Valencia, mejoró ante el Girona y recuperó su mejor versión en el día más importante de la temporada. Sus dos goles al Barça le dejan a tan solo una diana de Iago Aspas en el ránking de goleadores celestes en la temporada 22/23, dato que acompaña con cuatro asistencias. Todo, después de haber participado en 36 de los 38 partidos del curso con 2.313 minutos en juego en la liga. En la Copa, intervino en los tres cruces que aguantó el equipo (169 minutos) e incluso disputó 73 en Primera Federación.

Sus números no tienen nada que envidiar a Musiala, que acabó la Busdesliga con un tanto más (12), con tres partidos de liga menos y con 2.211 minutos. La gran diferencia es que mientras el chico de Stuttgart anotó el 14,1 % de los 92 goles del campeón de liga alemán, el porriñés cerró el curso con el 25,5 % de los 43 del décimo tercer clasificado de la Primera española.

Liverpool y Chelsea, en la puja

Sus números y su juego no han pasado desapercibidos para los grandes del fútbol europeo, especialmente para los equipos de la Premier, los más potentes en términos económicos. Desde hace tiempo trascendió el interés del Manchester City, el United y el Newcastle, pero el Liverpool podría ser el tapado. Los Reds hace tiempo que siguen al porriñés y necesitan renovar su línea de centrocampistas y han dado muestras sobradas de su apuesta por los jóvenes talentos, Stefan Bjacetic es el mejor y más cercano ejemplo. El Chelsea, según de The Guardian, también lo tiene en su agenda como petición expresa de Pochettino y en la Serie A, el Nápoles también ha puesto su mirada en él.

Durante este tiempo, el entorno del futbolista ha llevado con mucho mimo la elección de quiénes le acompañen en dar un paso tan importante en su vida, deportiva y personal. Pini Zahavi, uno de los agentes top, es su nuevo cicerone, pero la decisión final será de Veiga, y antes que el dinero, los expertos le recomiendan que elija bien el destino, teniendo en cuenta la solvencia del club, la nómina de jugadores y el rol que pueda tener encomendado. Una cosa es fichar por un club y otra diferente jugar en un equipo. Seguro que Gabri, bien amueblado, quiere lo segundo.