Cursillo acelerado de madurez para el chico de la varita mágica

José Luis Mosquera VIGO

GRADA DE RÍO

08 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La temporada de Gabri Veiga es de notable alto, por el bajón que tuvo en su momento, con un epílogo de sobresaliente, porque en un deporte colectivo, hizo un ejercicio de aportación individual decisivo para la permanencia del Celta.

Gabri se merecía esté final, sería injusto que después de semejante irrupción en la liga, su equipo terminase descendiendo. Sus lágrimas lo dicen todo, porque esta temporada para el porriñés ha sido un cursillo acelerado de madurez.

El canterano es de los jugadores que nunca se esconden, que siempre dan la cara y ante el Barcelona demostró que sin Iago Aspas en el campo, es un futbolista diferencial. Gabri, además, no es un futbolista mentiroso, de aquellos que especulan con su fútbol, sino que siempre va de cara, como su juego. Entre sus muchas virtudes destaco lo bien que lee el fútbol ofensivo.

Gabri Veiga está tocado con una varita. Tiene gol, capacidad de asociación y llegada, pero lo puede hacer tanto con balón como sin él. Y su tendencia ofensiva no le exime del trabajo defensivo, que en algún caso incluso podría estar consentido. Ha dado un paso adelante en ese sentido esta temporada y, aunque no se le puede pedir que sea Beltrán, sí que ayuda y mucho.

De cara al futuro, si termina marchándose del Celta, lo más importante es que elija bien por encima del contrato que le propongan. Es muy joven, todavía puede tener varios contratos de su vida por delante y seguramente ahora pueda tener alguna oferta mareante, pero más allá del dinero, lo importante es que escoja el equipo que mejor le vaya y donde pueda ser un jugador importante. Él, a diferencia de otros muchos, va a poder escoger, porque van a ser unos cuantos equipos los que estén dispuestos a depositar la cláusula de los 40 millones. También es muy importante su entorno en estos momentos, y no hablo en este caso exclusivamente de fútbol.