Al regreso de Toni solo le faltó la guinda

M. V. F. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

El canterano del Celta debutó con el Coruxo tras siete meses lesionado marcando dos penaltis en un cruce de Copa del Rey frente al Eldense con final cruel para los vigueses

15 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Al regreso a los terrenos de juego de Toni Dovale solo le faltó que el Coruxo hubiera logrado pasar de ronda en Copa del Rey. Después de siete meses lesionado, el parón más largo de su carrera con diferencia, el canterano del Celta volvió a tener minutos y no solo eso, sino que marcó, desde los once metros, el gol que forzaba los penaltis frente al Eldense. Luego, repitió en la tanda, y también acertó, pero los visitantes en O Vao se acabaron llevando el triunfo y estarán en la siguiente ronda.

Dovale afrontaba esta cita el domingo después de haber tenido el sábado 39 de fiebre. Admite que no supo hasta prácticamente el último momento si estaría para jugar. Aunque no se encontraba en las mejores condiciones y el resultado tampoco acompañó, se queda con la parte positiva. «Después de tantos meses fuera, es bonito volver, recobrar viejas sensaciones. Llevaba semanas entrenando y cerca de volver, pero no es lo mismo en cuanto a distancias, el balón, los botes, el entorno...», enfatiza.

El futbolista dice que a lo largo de su carrera había sido «un privilegiado» por vivir casi ajeno a las lesiones. «Toco madera, porque había tenido la suerte de estar en muchos países, jugando cada tres días, y era capaz de recuperar bien y enlazar partidos. Nunca me he perdido encuentros por lesiones y pocos entrenamientos», señala. Aunque, al mismo tiempo, aclara que sí se había habituado a jugar con molestias que no suponían un riesgo de lesión más grave.

La rotura de ligamento cruzado de rodilla llegó en una jugada fortuita en el último partido antes de que se interrumpiera la liga en Hong Kong y a falta de diez minutos. «Allí tienen la filosofía de covid cero y había habido un repunte, así que se paraba la competición. Me tocó en ese momento como podía haber sido en otro o no haberme pasado nunca», asume con naturalidad.

Sin que la retirada sobrevolase su cabeza en ningún momento, lo que se planteó desde el minuto uno fue volver «lo mejor posible, que no lo antes posible», porque desde el principio ha escuchado a quienes le explicaron que era una lesión complicada y que las prisas nunca eran buenas consejeras. Lo ha llevado a rajatabla y la reaparición llegaba después de muchas semanas entrenando y sintiéndose cada vez mejor.

En el momento de romperse, tuvo claro regresar a España y ponerse en manos del jefe de los servicios médicos del Celta, el doctor Cota, que fue quien le operó. «Tanto él como el Celta, Antonio (Chaves) y el presidente me dijeron que en lo que necesitara de ellos, estaba en mi casa», agradece. Así, trabajó junto a Sergio Álvarez, uno de sus mejores amigos, en las instalaciones del club y bajo la supervisión de Ernesto Vieito. «Fue nuestro ángel de la guarda, pasamos muchas horas con él, que sacrificó tiempo con su familia para ayudarnos. Fue muy duro, pero enriquecedor», señala.

Cada vez que visita las instalaciones del Celta, le vienen a la cabeza buenos recuerdos, aunque por sus propios compromisos futbolísticos, no ha podido ir a Balaídos este curso. Destaca que siempre le unirá un gran cariño al club vigués. «Ir a Balaídos o a A Madroa para mí es muy espeical. Son muchos años, muchos recuerdos que se juntan y todavía me emociona», cuenta.

Feliz en el Coruxo

La primera idea de Toni era volver a salir fuera cuando se recuperara. «Había opciones. Llevo tiempo en Asia y el cupo de extranjeros es reducido, así que cuando te haces cierto nombre en el mercado, es más fácil seguir», comenta. Sin embargo, surgió la opción del Coruxo, lo valoró con su familia y optó por el club verde. «Hablé con el presidente del proyecto, de la idea y empezamos a trabajar en la recuperación con el objetivo de volver, como sucedió el domingo».

Aunque cada vez se sentía mejor, no sabía de antemano que iba a debutar como coruxista en ese partido. «Creía que podía darse, aunque después de estar el sábado con fiebre, no sabía si podría estar bien para el partido. Al final, pude echar una mano».

Cuando el árbitro señaló un penalti en la prórroga que les daba la opción de forzar el desempate desde los once metros, él cogió el balón sin dudarlo y lo anotó. Después, tampoco erró en la tanda, pero dos compañeros suyos sí lo hicieron. «Solo falla el que lo lanza. Me gusta asumir responsabilidades, llevo tiempo haciéndolo y no tengo problema», dice el jugador coruñés.

Pero al Coruxo le salió cruz y ahora es tiempo de pensar en la liga. «El objetivo es el ascenso y creo que vamos a ir a más», sostiene. En lo personal, también peleará por seguir acercándose a su mejor versión. «Se tarda unos meses después de una lesión así, pero ya he dado el primer pasito», valora satisfecho. Siete meses después, está de vuelta.