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Gabri Veiga pasó de marcar el gol que adelantaba al Celta a ser expulsado

30 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Gabri Veiga fue el protagonista del partido entre Celta y Almería pese a que solo estuvo 32 minutos sobre el terreno de juego. Fue el tiempo que tardó Del Cerro Grande en mostrarle la tarjeta roja directa al futbolista porriñés, una decisión muy rigurosa para castigar una acción en la que, en un primer momento, el colegiado ni siquiera había señalado falta. Pero intervino el VAR y, tras ir a ver la jugada, echó a la calle al centrocampista, que se veía en esta situación por primera vez en la élite.

Lo que ya había experimentado más veces en Primera es la sensación de marcar un gol. El de ayer fue el tercero que lleva su firma esta temporada tras los conseguidos frente a Atlético de Madrid y Betis. Como el que consiguió frente a este último rival, fue un tanto con un disparo lejano. Un golazo para dar ventaja a los de Eduardo Coudet en los Juegos del Mediterráneo. Pero la alegría sería fugaz.

Si el tanto del canterano había subido al marcador a los 25 minutos, siete más tarde fue cuando llegó el mazazo de la expulsión. El colegiado recoge así lo ocurrido en el acta: «Pisa a un adversario intencionadamente a la altura de la tibia, empleando fuerza excesiva. Estando el balón en juego pero no a distancia de ser jugado». Lo que se pudo ver sobre el terreno de juego, sin embargo, difiere de esta descripción. Parece más que dudosa la intencionalidad de Gabri, que no puede evitar el contacto con el jugador rival.

La desesperación se apoderó de Veiga, que abandonó el terreno de juego a punto de las lágrimas y descargó su rabia pegando una patada a una bolsa de balones. Detrás de él, tratando de consolarle, el mismo Carlos Domínguez que también había sido uno de los primeros compañeros en abrazarle tras abrir el marcador. Porque el céltico no dudó en ir a celebrarlo con Eduardo Coudet, al que corrió a abrazar después de haber batido a Fernando Martínez.

Esa media hora le sirvió también a Gabri para erigirse en el mejor céltico del partido. Porque hasta la irrupción del VAR a instancias de Del Cerro Grande para echar todo a perder y «derrumbar» todo el trabajo que habían hecho, en palabras de Eduardo Coudet, el futbolista más joven del once vigués estaba siendo el más destacado, entrando mucho en juego y marcando un golazo.