«Jugué contra uno al que le preparo batidos y me pintó la cara»

M. V. F. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

M.Moralejo

Antón Iglesias es nutricionista del Celta y jugador del Choco y de la selección gallega, con los que se midió dos veces en tres días al Celta C Gran Peña

22 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Antón Iglesias, Kopa (Baiona, 1995), ha jugado dos veces en los últimos días —domingo y martes— contra el Celta C Gran Peña. Una, como futbolista del Choco; la otra, como integrante de la selección gallega UEFA. Es uno de tantos jugadores del fútbol gallego que se formaron en la cantera del Celta (estuvo cinco años). Pero, en su caso, el reencuentro va más allá: «Tenía enfrente a un jugador que entrena con el primer equipo y al que por la semana le había preparado un batido», ejemplifica el que por segunda temporada es, además, nutricionista del equipo vigués.

El camino de Kopa hacia dedicarse profesionalmente a esta labor también vino dado por el fútbol. Siempre le estará agradecido, cuenta, a Quito, preparador físico y segundo entrenador del Pontellas que pesaba a los jugadores «todos los viernes», algo que nunca antes había vivido en su carrera el deportista. Él tenía 18 años y comenzó la temporada «un poco pasado» por los malos hábitos. «Era un chavalito, no hacía nada más que jugar al fútbol y me entró el miedo. Decidí ponerme a tono y eso me llevó a aprender más sobre lo que me llevaba a la boca».

Se empezó a interesar tanto por estas cuestiones, que ese mismo año comenzó a formarse: primero, un ciclo; luego, la carrera; después, varios cursos adicionales y prácticas en el Celta, donde continúa trabajando. Celtista —y sobrino del excéltico con quien comparte sobrenombre—, para Antón es «un sueño» estar donde está. «Con esos 18 o 19 años, no tenía ilusión, no me gustaba nada. Descubrí la nutrición y ahora se juntaron mis dos pasiones, esta y el fútbol, en mi trabajo», celebra.

Paralelamente, sigue jugando al fútbol de manera ininterrumpida desde los cinco años, ahora, dando prioridad siempre a su empleo, pero haciendo grandes sacrificios a la vez para cumplir con el equipo redondelano. «A los entrenos de los 21.00 llego bien. Con los partidos, depende de los horarios, pero firmé con esa condición de que al trabajo no puedo faltar», aclara. Por ahora le ha coincidido bien, aunque ya se ha pegado alguna que otra paliza. «Los lunes, cuando noto el cansancio, sí que se me viene la cabeza la idea de dejarlo», cuenta entre risas. En fines de semana como el del Atlético-Celta, llegó de madrugada a casa y al día siguiente, estaba a las órdenes de Juan Amoedo en el Choco.

«Es que tú vas en tractor»

Sobre la cita liguera de Barreiro del pasado fin de semana, revela que «hacía tiempo que no sufría tanto». También venía de otro viaje, desde Valencia. «Los chavales van en moto, hay alguno que entrena con el Chacho y el ritmo que les mete es curioso. Luego los llevas a Tercera y pasan como misiles», señala con humor. El mismo que utiliza cuando vuelve sobre el caso concreto de Fran López: «Por la semana le preparo la suplementación, los batidos, le doy de comer, como quien dice. Y el domingo me pintó la cara. Le dije: ‘Me estás matando, chico’. El lunes me cayó alguna mofa: ‘Es que tú vas en tractor’».

Más allá de esta anécdota, tiene muy buena relación con futbolistas y cuerpo técnico. «Yo soy un tío de fútbol y gente como Iago Aspas tiene amigos en el Alondras y está muy pendiente de la Tercera gallega. Los lunes, comentamos», revela. Con otros, la generación del 93 al 98, coincidió o se enfrentó en su época juvenil. Y de Eduardo Coudet dice que a veces le pregunta: «¿Hoy qué como?». «Somos una familia de 50 personas entre jugadores y cuerpo técnico y yo soy la figura que tienen en cuanto a nutrición. Nos retroalimentamos, porque yo también aprendo mucho de ellos, de temas de preparación física y demás», señala.

Su trabajo, con el doctor Cota como jefe, lo resume en que se encarga de los pesajes y pliegues a diario, los menús mensuales, la preparación de pícnics para después del partido, los menús de los hoteles o una educación nutricional constante, entre otros aspectos. Asesora continuamente a los jugadores y está presente en todas sus comidas en las concentraciones, así como antes y después de las sesiones. «Si entrenamos por la tarde, merendamos y cenamos, son hora intensas. No paras quieto: la suplementación, pre y post entreno, las bandejas de fruta personalizadas...», detalla.

Admite que tiene que asumir «un poco de autoridad» y que trabaja para evitar «comportamientos tóxicos con la comida» en los jugadores, pero que no hay «nada de miedo» por parte de los futbolistas. Esta es su segunda temporada, aunque en la anterior trabajó más con el filial que con el primer equipo.

Otro modo de cumplir un sueño

Antón le recordó hace poco a Borja Oubiña que cuando el hoy nutricionista era jugador de las categorías inferiores, estaba en el fisio encima de la camilla, apareció el ex del primer equipo y le dijo: «Tú vas a ser jugador de Primera». El vaticinio no se cumplió, pero como le respondió el hoy miembro del cuerpo técnico al refrescarle este episodio cumplió el «sueño» de otra forma: «No jugaste en Primera, pero estás aquí y eres importante». «Hay otras salidas y esa fue la mía —dice el futbolista del Choco—. Estoy feliz y en constante aprendizaje. Ojalá dure muchos años».

Fran López y Antón Iglesias, en el partido de liga entre Celta C Gran Peña y Choco en Barreiro
Fran López y Antón Iglesias, en el partido de liga entre Celta C Gran Peña y Choco en Barreiro