Cuando el fichaje de Orbelín Pineda se plasmó, uno de los escenarios que se dibujaban era la cesión. No estaba claro en primera instancia que fuera a formar parte de la plantilla del Celta en el segundo semestre de la competición recién concluida, pero finalmente viajó a Vigo y a lo largo de toda la segunda vuelta solo participó en siete partidos y de un modo testimonial. El Chacho nunca lo vio como un jugador de banda, aunque tuvo algunos minutos en la izquierda, sino como un segunda punta por detrás del delantero de referencia, pero esa posición está copada por el jugador más determinante.
Como le sucedió a Cervi, el mexicano tuvo que pagar el peaje de la adaptación, un período que todavía no parece finiquitado a día de hoy. La principal esperanza para que la situación del Maguito pudiera cambiar sería hacer una excelente pretemporada que llevase a Coudet a tomar otro tipo de decisiones, pero este escenario parece remoto que se pueda dar ahora.