El último baile de «Nolazo»

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

RC CELTA

Nolito, que será la principal novedad, se despide del Celta en Mestalla en un partido en el que tiene una última misión: ayudar a Aspas a ganar el Zarra

21 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

San Mamés, 15 de enero de 2015, vuelta de la Copa del Rey: el Celta gana 0-2 al Athletic (4-4 en el global de la eliminatoria) y el conjunto vigués se sitúa a un gol de la clasificación (entonces valía el valor doble de los tantos a domicilio en caso de empate). Pese a ello, Eduardo Berizzo mantiene en el banquillo a Nolito, el jugador más determinante de aquel equipo, para reservarlo para el partido de liga el fin de semana. Días después, el Toto confesó: «Para nosotros no es Nolito, es Nolazo».

Nolazo fue el mascarón de proa del equipo vigués los dos años que estuvo huérfano de Iago Aspas, el jugador diferencial que alcanzó la internacionalidad vestido de celeste y que lideró a aquel equipo emergente. Hoy, siete años después, y con una interrupción de casi cuatro de por medio, se despide del Celta por segunda vez. Lo hace después de recibir el alta tras una rotura fibrilar en el abductor medio derecho y apuntando al once de Mestalla. Y, seguramente, luciendo el brazalete de capitán. Un detalle para quien ha sido uno de los ídolos del celtismo en los últimos años. No obstante, Coudet, como siempre, apostó por la cautela: «Está recuperado. Vamos a ver qué hacemos mañana, pero está a disposición».

Nolito ha sido un jugador capital para el Celta. En el campo, con 50 goles, y en la economía, puesdejó 18 millones de euros en caja cuando fue traspasado al Manchester City en el verano del 2016, después de conseguir la última clasificación para la Europa League. El sanluqueño fue una de las palancas de impulso tras el regreso a Primera y un pieza capital en la salvación de la 19/20, cuando en plena pandemia volvió a Vigo para arrimar el hombro.

Fuera del campo, Nolito enseguida captó la esencia del club, por eso el Celta lo calificó como «un dos nosos», cuando la semana pasada anunció su salida y le rindió un homenaje tras el partido ante el Elche, para el que estaba lesionado.

Ayer recibió el alta, y después de entrenar con el grupo a lo largo de toda la semana, hoy podrá realizar el último servicio antes de despedirse de la celeste: el Celta busca la novena plaza y para eso tiene que ganar en Mestalla. Pero además, tiene que hacerlo con Iago Aspas como goleador para que pueda certificar su cuarto trofeo Zarra -lo tiene muy cerca después de que Juanmi no anotara ayer-. El mejor resumen de sus días como celeste, con el moañés siempre en el punto de mira.

Nolito y Aspas, que en su día formaron un ataque de campanillas con Fabián Orellana, serán los dos grandes protagonistas de la despedida de curso, con pocas cosas en juego (más allá del Zarra y del millón por clasificación) pero con una gran carga sentimental. «Lo mejor está por venir», repite siempre Nolito como un mantra. Pero para el andaluz será lejos de Vigo. Su segunda casa. O quizás la primera, según sus propias palabras.