Ejercicio de solvencia defensiva

Julio Álvarez- Buylla VIGO

GRADA DE RÍO

LOF

El Celta certificó la permanencia en uno de los mejores escenarios y de la mejor manera posible

19 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta certificó la permanencia en uno de los mejores escenarios y de la mejor manera posible, imponiéndose con solvencia a un Athletic que no conocía la derrota como local en el presente año. Los vigueses ofrecieron una buena imagen, destacando sobre todo por su trabajo colectivo, sosteniendo el triunfo en base a una buena defensa tanto en campo propio como en campo rival y en base a una pegada que se resume en dos genialidades que pusieron el marcador en ventaja. Una ventaja que los vigueses supieron gestionar, controlando el juego a lo largo del segundo tiempo.

En este Celta de Eduardo Coudet, es un hecho que el argentino ha centrado al equipo defensivamente, tanto en el momento de perder el balón como en el momento en el que hay que juntarse y apretar delante de Matías Dituro. Los celestes han revertido esa imagen de equipo endeble en defensa y ahora sacan pecho en esta liga por ser uno de los equipos que menos encaja, apenas un gol y una décima por partido. La diferencia con el pasado ejercicio es de 17 goles encajados menos. Un dato elocuente, pero que va más allá de ser una mera estadística.

Esta mejora en las prestaciones defensivas se explica desde lo colectivo y desde lo individual. La presión es un principio defensivo colectivo que no es fácil de ejecutar, sobre todo en bloque alto, ya que además de necesitar un buen trabajo táctico que la respalde, también requiere que el jugador que la ejecuta crea en ella lo suficiente para dar ese paso adelante en lugar de mantener la posición o incluso optar por el repliegue. En San Mamés, los vigueses salieron convencidos y concentrados de tal manera que la presión tras pérdida fue cuasi perfecta hasta el punto de ahogar el primer pase de seguridad de los bilbaínos evitando la posibilidad de correr a la espalda.

Anulados los espacios y tras los dos goles de Iago Aspas y Fran Beltrán, a los locales les quedaba recurrir a su otro punto fuerte, las acciones a balón parado. Pero ni siquiera aquí los bilbaínos pudieron con la contundencia defensiva de los vigueses. Porque en este rendimiento individual destaca la transformación en las prestaciones defensivas ofrecidas por Beltrán y Joseph Aidoo, que no dejan de sorprender y de crecer. El de Seseña facilitó el trabajo de los centrales limpiando por delante de ellos durante 72 minutos, mientras que entre el ghanés y un Néstor Araujo certero en las anticipaciones superaron a todos los delanteros posibles que Marcelino dispuso sobre el campo. Ni Sancet y Williams, primero, ni tampoco Villalibre, Berenguer y Raúl García, después, tuvieron apenas opciones durante el partido. Una buena señal.

Este Celta parece haber conseguido una buena base sobre la que crecer en su juego en busca de la tan ansiada regularidad. ¿Dará el siguiente paso?