1 - 0 | Un error grosero en la salida de balón en el 88 condena al Celta

GRADA DE RÍO

GERARD FRANCO - LOF

En un partido equilibrado y disputado, los vigueses no rentabilizaron sus opciones y el Espanyol aprovechó el regalo

11 abr 2022 . Actualizado a las 21:30 h.

Hay errores que matan, y el de Cornellá resultó de lo más grosero. En especial, si llega desde la tranquilidad clasificatoria y cuando el reloj marcaba el minuto 88. Llegado ese momento, dice el libro del fútbol, si no puedes ganar, al menos no pierdas. Y el empate parecía el único camino posible en un partido intenso y con alternativas en el que los dos equipos habían fallado sus oportunidades. Pero el Celta se relajó, desconectó antes de tiempo y cometió un error grosero en la salida de balón. Dituro lo hizo por raso y con poca fuerza, Darder recuperó el balón en la frontal y Wu Lei ajustició a un equipo viguésque solo ha ganado uno de los últimos ocho partidos y ahora tiene el descenso a ocho puntos.

El enojo por el último arbitraje sufrido, la tranquilidad clasificatoria y las ganas de sellar el objetivo cuanto antes se convirtieron en un cóctel explosivo y Espanyol y Celta jugaron un partido abierto y de pocas concesiones. A la carrera, con intensidad y presión, y también de intercambio de golpes. Durante el primer tiempo no hubo goles ni un dominador claro, pero el partido resultó de lo más atractivo. El Celta tuvo el balón (52,3 %) y puso a prueba a Diego López en tres ocasiones, pero el de Paradela sacó un remate envenenado de Aspas, un duro tiro de Franco Cervi y un último intento de Santi Mina, una de las tres novedades en el once vigués.

El Espanyol, aunque con un vigilado Raúl de Tomás en el campo, amenazó desde la segunda línea con Sergi Darder, que haciendo magia con los pies se plantó solo en el área pequeña, pero no tiró y su centro fue interceptado por Kevin Vázquez. Puado, desde lejos, también mandó un dardo envenenado.

El segundo tiempo también tuvo de todo. De hecho, se repitió el intercambio de golpes y el Celta tuvo dos ocasiones muy claras. Pero a medida que iban pasando los minutos, el frenesí dio paso a un ritmo contemplativo que terminó por convertirse en letal para los vigueses.

Porque aunque el Espanyol volvió mandón de su vestuario, su dominio le duró un suspiro. El Celta recuperó el control de balón y disfrutó de las ocasiones más claras del partido. Primero, un centro envenenado de Kevin que sacó Cabrera, y después, una doble oportunidadde Iago Aspas y Cervi que terminó resolviendo el Espanyol bajo palos. En ese pasaje del partido, el Celta llegaba con facilidad al área rival, pero le faltó dar la puntilla al Espanyol, que revivió con la entrada de Wu Lei en el verde.

Cuando el futbolista chino entró en el campo, el Celta comenzó su particular cuesta abajo. Menos ritmo en la circulación de balón y desajustes en la presión, pero también la sensación de que el empate parecía inamovible. Wu Lei avisó primero con un cambio de ritmo que dejó aparcado a Araujo y que obligó a Dituro a realizar una buena parada para evitar el gol, pero en la jugada definitiva se cambiaron los papeles.

El Celta, casi a cámara lenta, dudó en la salida de balón y la pelota acabó en los pies del portero argentino, que lejos de pegarle un puntapié y colocarla en el campo contrario, optó por un pase raso, centrado y con poca fuerza, un caramelo para Darder, que recuperó el esférico en la frontal, asistió a Wu Lei y el asiático envió el balón en la red tras pegar en el larguero. Un triste desenlace y un bofetón de realidad que le recuerda al Celta que la salvación matemática todavía está pendiente a falta de siete jornadas. La redención debe llegar en San Mamés.