El fatídico minuto 63

GRADA DE RÍO

AFP7 vía Europa Press

La lesión de Aidoo y un doble cambio que no pedía el partido lastraron al Celta

22 ene 2022 . Actualizado a las 23:08 h.

Óliver Torres, cercado por la presión de Beltrán, probó un golpeo lejano que se marchó varios metros por encima de Dituro. El Celta se había sacudido el arreón del Sevilla a la vuelta del descanso y portaba con ímpetu su ventaja. Cervi y Brais se esforzaban por dentro y en acudir al auxilio de sus laterales. El metrónomo de Denis estiraba al equipo hacia los dominios de Iago Aspas y, en la retaguardia, Aidoo y Araujo lo habían secado todo. El Sevilla generaba por fuera, sobre todo por banda diestra, pero era incapaz de terminar una donde se amontona el peligro.

Óliver Torres se giró, lamentándose tras ese disparo, y sin mediar ningún lance que lo hiciera presagiar, Joseph Aidoo se sentó en el suelo al borde de su área grande. Amarrado por el doctor Cota, salió del campo. Coudet lo esperaba en el área técnica. Era el minuto 63. La imprevista lesión del ghanés, que indudablemente hace mejor a Araujo sobre el césped, se cruzó en ese instante con el deseo de permutas del técnico.

Coudet, tan poco dado a las variantes, y tan habitual de demorarlas, decidió entonces demasiadas cosas. La sabiduría popular recomienda que no toques lo que funciona y el Chacho, obligado ya por la lesión de Aidoo, quiso hacer coincidir su marcha con la renuncia a Denis Suárez y a Cervi. Un triple cambio que resultó fatídico.

Tapia dejó al equipo sin salida

El Celta se desmoronó. Se atrincheró. Tuvo una sobredosis de dudas. Tapia lo hizo retroceder los metros que te llevan al purgatorio. Superado y amonestado ya al minuto de salir, no fue capaz de darle al equipo una sola vía de escape. La estampa de Aspas y Nolito, desesperados por un pelotazo suyo tras la pared que se habían repartido en el inicio, dejaron las carencias más a la vista. A Tapia, que físicamente no está cerca de su mejor nivel, le quedó la cara del pulpo cuando lo machacan con un tolete.

Nolito tampoco mejoró a Cervi, que fue retirado de forma incomprensible —como si los cambios estuvieran programados de manera ajena al partido— cuando estaba rindiendo a un nivel alto y siendo clave, como Denis, en lo que sucedía a partir de que el Celta recuperaba la pelota. Coudet apagó las luces, el equipo se perdió ante un Sevilla que olía sangre, y acabó empotrado contra su portería con dos sopapos en un par de minutos. Pidiendo la hora para salvar al menos el honor de un partido que había tenido bajo llave hasta el minuto 63.