Los irreductibles, Coudet y la cantera de granito

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

29 oct 2021 . Actualizado a las 21:29 h.

El soldado Ryan pasó de salvado a salvador. Sacó media docena. Poco se le puede reprochar a este Celta entregado, salvo que no termine lo que empieza y que los cambios lo deshinchen. Mereció otra suerte, pero el fútbol cobra caras las facturas cuando en las áreas no resuelves. Los cementerios están plagados de buenas intenciones y, en casa, nos sobran ejemplos. Si Mouriño sigue consintiendo que Balaídos se vacíe, llegará el día en el que los correlegionarios que sobrevivan podrán saludarse todos por su nombre. Ovación enorme para los que no fallaron, irreductibles entre viento y marea. Por propuesta y esfuerzo, al Celta de Coudet le tiene que llegar la recompensa.

El Chacho es un tipo con el que apetece bajarse al bar. Maneja mejor la dialéctica que Hamelín la flauta. Tiene ese toque canchero, que apela a los bajos instintos, al que viene bien agarrarse ahora que el fútbol adormece más que una caja de diazepam. Se agradece su carisma en un club con dirigentes que añoran un régimen que permita lapidar todo lo que se aleje del carril, hasta convertir la hinchada de un equipo de provincias en una colección de mascachapas y barreplayas.

De Coudet agradezco casi todo, salvo ese enredo permanente en el que vive con la clase de filosofía del club. Da gusto ver a esta Real y lo poco que le costó a Imanol llevar al campo a Julen Lobete. Al final uno ya no sabe si a Coudet le gusta la cantera, o le parece un estorbo. Si cree en ella, o la considera confeti. Si cuando estrena a Hugo Álvarez en Getafe lo hace por convicción o para estamparse una medalla de escaso riesgo en la solapa. Quiero pensar que, en todas estas disyuntivas, el Chacho marcaría siempre la primera opción. Sobre todo tras escucharle decir que prefiere hacer grande a un club como el Celta que dirigir a un club grande. Si no era el eslogan para una taza y desea quedarse, como dicen, seis años aquí, necesitamos que aplique su valentía al proceso de formación. De lo contrario, en seis años tendremos chavales con canas en la barba y los mismos pecados de juventud. Seguro que Coudet lo sabe. Dedicar la cantera al granito no sería hacer grande a este club.