Imanol, de comercial a técnico líder de Primera

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

Javier Etxezarreta

El técnico de la Real ha construido a base de trabajo una trayectoria ascendente en el mundo del fútbol y tras buscarse la vida en otros ámbitos

28 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Imanol Alguacil saborea desde hace tiempo las mieles del éxito en la Real Sociedad -a la que hoy se mide el Celta- sin dejar de mantener los pies en el suelo. Ayer mismo admitía que en el entorno del club se están «viniendo arriba» con el hecho de verse líderes y recordaba que aún no han «hecho nada», tirando de datos de los puntos con los que otros han ganado ligas en los últimos años y recordando que solo van diez jornadas.

Es el discurso, siempre guiado por la coherencia, de quien ha trabajado mucho y desde muy abajo para llegar a donde está. Y que no ha tenido problemas en buscarse la vida lejos del balompié cuando no ha encontrado oportunidades en el mismo. O en el período entre que se retiró del fútbol profesional y empezó a tener hueco en los banquillos.

Con anterioridad a debutar en Segunda B con el filial de la Real a los 18 años, Alguacil había trabajado en una fábrica en Lasarte para echar una mano en casa. Después construyó una carrera como futbolista profesional que le llevó a disputar más de 100 partidos en Primera, la mayoría con el club de su vida, del que se declara forofo y que ahora dirige desde hace más de dos años.

Pero antes de eso, el camino también fue largo. Cuando el fútbol profesional terminó para él, con poco más de 30 años y habiendo jugado las últimas temporadas en Segunda B, ejerció de comercial antes de comenzar su trayectoria como entrenador. Durante ese período en el que parecía que el fútbol se alejaba de su vida, montó una empresa de mensajería.

Pasó tiempo hasta que el club de su localidad natal, el Orioko Fútbol Taldea, pensó en él para llevar su equipo cadete. De ahí pasó a los juveniles del Zarautz en la temporada 2010/2011 y fue a la siguiente cuando Zubieta llamó a su puerta para entrenar en la misma categoría. Paso a paso, y a base de buen rendimiento, escaló peldaños para ser segundo del filial de la Real y después hacerse cargo de ese equipo.

De ahí paso al primer equipo como relevo de Eusebio a falta de nueve partidos. Pese a su buen hacer, prefirió volver al filial al no verse preparado todavía para dirigir al primer equipo más allá de aquella situación de urgencia. Ya hace ahora algo más de dos años, sí aceptó el reto de convertirse en fijo del banquillo de la Real, esta vez como relevo de Asier Garitano. El esto es historia e incluye una Copa del Rey, el primer título del club en 34 años.