La guinda de plata al año memorable del portero tranquilo

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Iván Villar se cuelga la plata olímpica con la selección de fútbol

08 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Iván Villar Martínez (Cangas, 1994) no podrá olvidar el 2021. Después de años difíciles, se convirtió en el portero titular del Celta y el que más partidos de Liga disputó el pasado ejercicio (21) y, como recompensa, volvió a ser llamado por la selección española para los Juegos Olímpicos. Una opción que parecía remota pero que terminó por convertirse en realidad por la lesión de Álex Domínguez, el portero del Las Palmas. Fue el premio a su buena temporada en Primera División y a la confianza que Luis de la Fuente, el seleccionador, tenía depositadas en el ciudadano de Aldán después de haber contado con él en las categorías inferiores de la selección. Un mes y medio después de aquella llamada, justo el día que renovaba con el Celta, vuelve a casa con la medalla de plata colgada del cuello.

La conquista de Iván son los éxitos de un portero tranquilo, que casi nunca se inmuta. Villar Martínez llegó al radar del Celta en edad benjamín siendo jugador del Rápido de Bahía. Toni Otero, que entonces ya trabaja para el fútbol base céltica y que hoy ejerce de director deportivo del Pontevedra, lo vio en un torneo y decidió reclutarlo para el conjunto vigués. Otero terminó siendo, además, su taxista, porque aprovechando que jugaba en el Alondras, lo llevaba a casa todos los días.

En la factoría de porteros celestes, Iván enseguida comenzó a destacar por su seguridad bajo los palos, su buen manejo de balón con los pies y con una tranquilidad a prueba de incendios. Internacional en las categorías inferiores de la selección española, accedió al juvenil A siendo todavía cadete y debutó con el Celta B, en Segunda B, con 16 años y 3 meses en un partido ante la Cultural Leonesa. Su estreno en Primera le llegó en el final de la campaña 16-17, la última del Celta en Europa, en un partido en Mendizorroza ante el Alavés (3-1 para los locales). Luego llegó su pase al primer equipo, la cesión al Levante y el regreso al Celta B.

Aquel paso atrás se convirtió en el mejor impulso para asentarse en el primer equipo celeste y para aprovechar su oportunidad cuando las lesiones de Rubén y Sergio le dejaron el camino libre. Iván demostró que es un portero de Primera. Y ahora una plata olímpica, aunque no tuviese la oportunidad de jugar.