El partido llega con diferentes dinámicas para los dos equipos. El Osasuna de menos a más, superada la racha de 13 partidos sin ganar y con una racha de 10 puntos de los últimos 12, siendo el equipo menos goleado de la segunda vuelta. Anímicamente es un equipo recuperado y conocido, y llega a Vigo con una solidez de la que adolece el Celta.
Osasuna es un equipo intenso, especialista en duelos y en segundas acciones y además controlan las transiciones. No son un equipo de una sola cosa, sino que varían en sus dos alternativas, en las que tienen bastante repertorio. Pueden apostar por el juego directo y las transiciones también las tienen controladas. Y es un equipo que va muy bien a los duelos.
Por eso al Celta, que llega en una dinámica negativa, le espera un partido difícil. Lo más preocupante es que los vigueses son capaces de ponerse por delante en el marcador pero enseguida les remontan, como sucedió en dos de los tres últimos partidos, y cuando se repiten esas cosas es que pasa algo. Por eso no se puede decir que una de las claves sea ponerse por delante en el marcador. Los célticos son un equipo alegre y se abre mucho, pero le remontan demasiado fácil. Lleva 50 goles en contra, y eso es una barbaridad. Es una cifra de descenso mitigada en este caso por el acierto ofensivo.
También me da la sensación de que el Celta está jugando como enfadado, con excesiva tensión cuando goza de un panorama mucho mejor que el de la temporada pasada. No sé porqué están tan agobiados. Creo que el partido va a ser clave para ver lo que le puede pasar al Celta en la recta final de temporada. No creo que pase apuros para salvarse pero es importante mantener la tensión y que el final de liga no se haga eterno.