De la manija al pelotazo, sin éxito

GRADA DE RÍO

Juan Herrero

Coudet sorprendió con el cambio de Denis Suárez, que justificó en la procura de un fútbol más directo con el que el Celta no fue quién de mejorar sus prestaciones

24 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay una máxima vital que dice que «si sigues haciendo lo que vienes acostumbrando a hacer, nunca llegarás más lejos de donde ya has llegado». Eso debió pensar Eduardo Coudet en Anoeta a la hora de partido. El técnico argentino resulta previsible en el diseño de sus alineaciones. «La competición no es un centro de prueba. Pienso que son los que tienen que iniciar». El Chacho solo ha ido modulando su once tipo en función de las ausencias obligadas. Prueba de ello es que Araujo —que volvió a comenzar la semana con problemas físicos— repitió en el organigrama de salida en Donosti.

Un patrón semejante venía reiterando el técnico a la hora de mover el banquillo. Solari y Ferreyra como refrescos ofensivos o el refuerzo de la retaguardia o la medular en función de si el resultado acompañaba más o menos. En San Sebastián, Coudet sufrió un «ataque de entrenador» de los que no acostumbra. Al minuto 61 abandonaron el césped Denis Suárez y Aarón Martín para dar entrada a Fran Beltrán y a Jose Fontán. El Celta jugaba, en esos compases de un partido sumamente trabado y lleno de interrupciones, mayoritariamente en campo contrario ante una Real que contemporizaba. Denis se marchó del campo visiblemente contrariado y la realización captó el momento en el que hizo volar la sudadera.

Disputa de segundas jugadas

Coudet quiso, hablando en plata, cambiar el fútbol de toque por el pelotazo: «Quería un juego más directo y disputa en segundas jugadas, algo que no es una característica de Denis». Lo sorprendente de la partitura es que entregó el nuevo cometido a Beltrán —que tampoco destaca especialmente por ello— y no incluyó a Ferreyra, como complemento ofensivo de ese juego directo, hasta el minuto 85. Solari había relevado a Nolito siete minutos antes.

Denis había labrado una correcta primera parte. De sus botas partió la asistencia a Hugo Mallo —su octavo servicio de gol en lo que va de temporada— y estaba exprimiendo su guante en el balón parado. Otra de las escasas opciones para marcar de las que disfrutó el Celta, que no certificó Murillo en el remate, había nacido también de su ejecución. Sin estar ofreciendo un recital, Denis había tocado la pelota 40 veces cuando fue sustituido con un porcentaje de acierto en el pase elevado: el 89,7% los ejecutó con precisión.

Menos clarividencia ofensiva

Beltrán cumplió dignamente con lo suyo, reforzar la circulación de balón, pero el Celta perdió clarividencia en la parcela ofensiva y se obturó, fruto también del cansancio. El ansiado arreón final en busca del empate no llegó. El cambio de armas acabó por desarmar al Celta. «Menos juego estoy seguro que no hemos generado. Puede ser que no hayamos hecho mucho más, pero sí desde el ritmo de levantar la intensidad», justificó tras el partido Coudet. El argentino había percibido desde su área técnica una mejora del equipo con la sustitución de Denis, aunque advirtió que necesitaba ver el partido repetido para ratificarse.

El precedente del Valladolid

Es la segunda vez que el preparador interviene en la dinámica de un partido prescindiendo del salcedense y buscando una alternativa. Lo hizo también en Balaídos frente al Valladolid. En aquella ocasión, con el marcador alumbrando el 0-0 inicial en un encuentro gris, lo retiró en el minuto 57 junto a Solari para darle entrada a Holsgrove y a Baeza. No resultó. Orellana adelantó al Pucela trece minutos después del doble relevo y Murillo salvó las tablas en el último minuto del descuento. El equipo tampoco mejoró entonces con el cambio de teclas en la creación.

«No somos un equipo que destaque en el juego por dar pelotazos». La reflexión es de uno de los futbolistas ofensivos de este Celta. E, incluso cuando la necesidad manda, se prueba que no es esa, precisamente, su virtud.

Otro relevo llamativo: Aarón genera dudas en el lateral

La proyección de Aarón Martín en el lateral zurdo del Celta —al que llegó cedido del Mainz para cubrir la salida de Lucas Olaza— ha entrado en un profundo bache. Ander Guevara le rapiñó la pelota en el origen del primer gol de la Real. Con la salida al campo de Oyarzabal tras el descanso, el catalán sufrió todavía más. Tampoco aportó apenas en el entramado ofensivo, visto el despliegue de Hugo Mallo o al que acostumbraba Olaza.

Coudet optó por su recambio a la par del de Denis. Tenía varias alternativas para ello: la natural de David Juncá —inédito esta campaña—, la reconversión de Kevin o de Mallo o la apuesta por Jose Fontán que, aunque se desenvuelve habitualmente como central zurdo, también ha tenido en su trayectoria que lidiar con ese cometido. El precedente esta temporada en línea de cuatro —precisamente también frente a la Real Sociedad en Balaídos con Óscar García todavía en el banquillo— no resultara colectivamente satisfactoria. Fontán cumplió esta vez. Volvió a mostrar criterio con el balón en los pies y fue quién de taponar la avería defensiva. Cierto que la Real, ya con el marcador a su favor, inquietó bastante menos en la última media hora de partido.

Con la perspectiva de los tres últimos partidos jugados, el bajón de Aarón es perceptible. Ante el Sevilla sufrió con Suso y Navas primero y con el Papu Gómez —que marcó el decisivo 3-4— después. En el Carranza, el mayor peligro del Cádiz lo condujo Salvi por su carril. El Celta respiró cuando Cervera decidió sustituirlo.

Coudet no es dado a trastocar sus planes y es probable que Aarón repita mañana en Balaídos frente a Osasuna. Pero su rendimiento en las últimas jornadas deja, cuanto menos, incógnitas.