Un punto más para consolidar el presente

Julio Álvarez- Buylla VIGO

GRADA DE RÍO

LOF

20 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La reconversión del estilo futbolístico habido en los últimos años, con especial acento en el año en curso, convierte a lo vivido el domingo en el Carranza en algo excepcional, sobre todo teniendo en cuenta que el Cádiz actuaba como local. Sin duda, un alivio para el espectador.

Pero las propuestas futbolísticas solo se acostumbran a cuestionar en función de los resultados y más allá del gusto del espectador por la apuesta de los gaditanos, sus números por lo menos hasta ahora la avalan. Y además Cervera engañar no engañó y ya en la previa anunciaba que había aprendido de lo sucedido en la primera vuelta. Dicho y hecho, el Celta se encontró a un equipo cuya apuesta fue diametralmente opuesta a la vista en Balaídos. Un partido que hubiese necesitado un gol de alguno de los contendientes que supusiera la ruptura de ese 0-0 inicial y que abriera la puerta a algo distinto.

Celta y Cádiz plantearon un eterno ejercicio de ataque-defensa durante 90 minutos. Un partido incómodo en el que los locales quisieron atrapar a los celestes en la trampa del tedio, la relajación y el exceso de confianza para tratar de cogerles con la guardia baja y asestarles a la contra el golpe definitivo. Porque los riesgos eran de manual y se incrementaban con el paso de los minutos ante la perseverancia celeste en su intento de tirar el muro defensivo local. Tal vez esa gestión de los riesgos fuera lo más destacable.

Porque lo que se encontraron fue un equipo posicionado defensivamente en repliegue intensivo y que concentró por dentro su poder defensivo cerrando a los laterales y situando a sus extremos en una misma línea defensiva que por muchos momentos estuvo compuesta por seis jugadores.

El incansable trabajo por delante de Jonsson y José Mari, además, eliminaba toda posibilidad de poder generar espacios entre líneas obligando a los Aspas, Brais o Nolito a salir de su posición buscando recibir al pie y de espaldas a portería, zonas donde no se rompían líneas ni la estructura defensiva del rival. Sin tampoco opciones de ruptura debido al bloque bajo del rival, a los vigueses les quedaba la opción la amplitud por las bandas con la incorporación de los laterales para poder generar ocasiones desde el juego de ataque posicional. El buen trabajo de Mallo y la mejora en las prestaciones ofensivas de Aarón no fueron alternativas suficientes y tal vez se echó en falta la superioridad numérica en su zona de ataque para desbordar.

Y es que, si el planteamiento defensivo del Cádiz no ayudó al ataque posicional celeste, tampoco lo hizo su planteamiento de ataque. Los vigueses no tuvieron ocasión de ser verticales y de sacar partido de la desorganización de su rival. El juego directo y las largas galopadas individuales para ejecutar y finalizar las contras evitaron ese desorden incluso tras la pérdida de balón. Con estas perspectivas solo quedaba ser mejores en el área y ahí se echó de menos el acierto que de un tiempo hasta esta parte ha demostrado Mina.

Por todo esto, el punto habrá que darlo por bueno. Se tuvo el balón, pero…