El que fue portero del equipo vigués también escoge suplentes y entrenador
10 abr 2021 . Actualizado a las 10:13 h.El excéltico Santi Cañizares, muy activo en el canal de Youtube que puso en marcha hace unos meses, ha dedicado un vídeo en las últimas horas a escoger el mejor once con futbolistas a los que ha visto defender la camiseta del Celta. Cuenta que un aficionado le propuso a través de Twitter que hiciera una elección entre compañeros con los que compartió vestuario, pero él, al tiempo que recogió el guante, le dio una vuelta: «Solo he jugado dos años y no tengo mucho para elegir. He decidido hacer el mejor once que mis ojos conocen en el Celta. Así englobo más años, va a salir mejor equipo y hay variedad de elección», introduce. Su esquema es un 4-1-4-1.
Su apuesta en portería es Javier Maté. «Era uno de mis ídolos. Discutía si era mejor que Arconada y luego fue compañero mío. Me ayudó mucho, es una de las grandes personas que conocí en Vigo», comenta sobre el también exguardameta. Para el lateral derecho duda entre Jorge Otero y Míchel Salgado, si bien este último «ha sido el mejor que ha tenido el Celta y uno de los grandes del país». Menciona que no jugó con él -sí con el nigranés-, pero que empezaba a entrar en algún entrenamiento cuando estaba en la cantera.
Goran Juric ocupa el lateral izquierdo. «No tengo duda. Jugó conmigo y era un profesional exquisito, de una regularidad brutal, un compañero ejemplar. También me enfrenté a él en un España-Croacia y le tengo un gran cariño y respeto», comenta. El primer central al que menciona es Fernando Cáceres, con el que no coincidió. «Es uno de los grandes centrales que ha tenido el Celta, por mi parte no hay discusión. Sabemos su historia de vida, triste. Como futbolista, un fenómeno», subraya.
Se detiene especialmente en el otro central que elige, con quien sí compartió vestuario: Patxi Salinas. «No era el mejor técnicamente ni el jugador que hoy predomina en la posición de central, pero tenía un compromiso tremendo, era duro, tenías que serlo porque todos los equipos lo eran y la dureza no se gestionaba como ahora con tarjetas para proteger a los jugadores de calidad», analiza. Recalca que jugó «muy a gusto» con Patxi y que era mucho mejor como compañero que verlo en la televisión. «Tenía cualidades que quizá no se trasladaban: siempre bien colocado, listo, anticipativo, profesional, marcador… Daba mucha seguridad y como no tenía una calidad técnica exuberante, no llamaba la atención», añade. E indica que a él le gustan «los centrales que defienden y luego si saben hacer otras cosas, mucho mejor».
Como centrocampista menciona a Engonga, con quien jugó, y a Makelele, pero se decanta por Mazinho, al que ve «superior» a los otros dos. «Es un campeón del mundo, hablamos de cosas serias. Era tremendo en todos los aspectos: el equilibrio que daba y la gran calidad para salir jugando y gestionar la pelota», describe al futbolista que esta semana cumplía 55 años y con quien no coincidió en el equipo vigués.
Sus extremos son Valeri Karpin y Gustavo López. Del estonio, en la derecha, destaca «su personales, era un ganador y a veces jugaba en su contra esa personalidad, pero era un jugador de gran entrega y talento». En la izquierda pasaron por su cabeza Revivo y Ratkovic, pero se inclina por el Cuervo. «Era muy desequilibrante, sabía manejarse en banda, meterse hacia adentro, pero también progresar por banda. No es fácil, normalmente, la gente de banda hace una cosa u otra. Él tenía las dos y, además, tenía gol», desgrana. Menciona que recuerda haber leído que era uno de los jugadores más sustituidos. «A lo mejor no era un jugador de 90 minutos, pero los que te daba eran extraordinarios. Lo sufrí en contra porque nunca jugué con él».
En los interiores no se detiene mucho porque sabe que son «los que todo el celtismo tiene en su cabeza» y los que siempre se mencionan como mejores de la historia del club: Iago Aspas y Mostovoi. Considera que Vicente podría tener su hueco, pero tiene una gran competencia, recuerda. «Para mí ha sido un jugador brutal. Coincidí con él en el ocaso de su carrera, donde no podía jugar todos los partidos, pero era un futbolista que abarcaba mucho campo, tenía llegada, trabajaba en defensa, tenía buen manejo de la pelota, compromiso e ilusión». Y relata una anécdota que contó hace un año en La Voz con motivo del 60 cumpleaños de Vicente: «Yo venía de la selección olímpica y me dijo: ‘Aquí hai que traballar moito’. Como diciendo: ‘O te dejas la piel, o mal vamos’. Era entrañable».
En punta, y aunque contempla a Vlado Gudelj -«para los celtistas, un ídolo»-, se decanta por Baltazar. «Siempre me pareció un gran jugador, un goleador que llegó a ser pichcihi en el Atlético», expresa. Además, le marcó el drama que le tocó vivir con la muerte de Gallardo, portero del Málaga. «Saltó por encima, de forma involuntaria le dio con un taco en la cabeza en Balaídos y no pudo recuperarse de ese impacto. Siempre he pensado cómo se sentiría Baltazar y siempre he pensado en Gallardo. Siempre me ha rondado la cabeza», revela.
Su entrenador es Txetxu Rojo, «magnífico como persona y profesional excelente» que entiende que debe estar en su equipo sí o sí. Y para el banquillo, Pablo Cavallero se impone a Richard Dutruel -a quien también tiene presente- en portería; en defensa escoge a Jorge Otero aunque acordándose también de Atilano; para el centro del campo, su suplente es Vicente y en ataque, un Gudelj que optaba al sitio de Baltazar en este once.
Cañizares concluye su exposición incidiendo en que el Celta es un equipo al que le tiene «un gran cariño». «Quizá algún día cuente cómo fue mi marcha de Vigo, que fue traumática», algo a lo que se refirió hace años en una entrevista en Grada de Río admitiendo que no estuvo acertado. «Siento el aprecio de la gente y aprecio a la afición viguesa. Paso muchos veranos en Galicia y siempre es un placer estar cerca de Vigo», finaliza.