En el club desean el ascenso de los pericos para que paguen la cláusula de dos millones de euros y no regrese a Vigo
24 mar 2021 . Actualizado a las 05:45 h.El pasado 22 de julio, el Celta anunció la incorporación de Álvaro Vadillo (Puerto Real, 1994) procedente del Granada. Libre, en otra operación pareja a la de Renato Tapia y en la que la dirección deportiva había depositado perspectivas de crecimiento. Lo presentaron el 11 de agosto. «Aún no he podido conocer a fondo lo que es esta gran institución, pero es un proyecto que estoy seguro que, deportiva y personalmente, me hará crecer». El 5 de octubre, sin haberle obtenido recambio en el mercado invernal y todavía sin debutar con el Celta, el club lo cedió al Espanyol hasta el final de la presente temporada con una cláusula obligatoria de compra, cifrada en 2 millones de euros, si el equipo de Vicente Moreno retornaba a Primera División.
«Yo no hago las alineaciones ni las convocatorias. El técnico consideraba que Álvaro no le estaba dando lo que él pretendía, que había otros jugadores que le podían dar más», justificó el movimiento, incomprendido por un sector de la afición que veía como el plantel se debilitaba más, Felipe Miñambres. En el staff de Óscar García preferían perder al extremo a cambio de nada. «Es un futbolista que vino con unas expectativas que no se corresponden con lo que ofrece, que llegó creyendo que iba a jugar por decreto y que tampoco generaba el mejor ambiente posible», justificaban internamente la decisión.
Miñambres dejó la pelota en el tejado de Óscar. «Tenía su visto bueno, ya lo había querido llevar cuando entrenaba al Salzburgo en Austria». El técnico la devolvió. «Me lo ofrecieron pero no lo fichamos. Lo bueno es que hubo coincidencia en todos los estamentos del club de que lo mejor para todos era que saliese».
37 minutos desde octubre
Vadillo debutó con el Espanyol apenas unos días después de llegar a Barcelona en un partido frente al Alcorcón. Moreno le dio 17 minutos. En las dos jornadas siguientes —ante el Rayo y el Mirandés— otros 20. Ni uno solo con el Tenerife y menos de un cuarto de hora con la Ponferradina. Era el 28 de octubre. Entre problemas físicos y decisiones técnicas, el extremo se quedó fuera de la convocatoria los siguientes dos meses.
Reapareció en una lista de convocados en el primer partido del 2021, con Las Palmas como rival. No jugó. Desde entonces, han pasado otras nueve jornadas en las que el gaditano ha sido capaz de sumar sobre el césped 37 minutos. En la última, contra el Logroñés, volvió a quedarse en blanco. Partió del banquillo y, pese a que Moreno completó los cinco cambios, no estuvo entre los elegidos. La misma circunstancia que en la jornada precedente ante el Mirandés. Vadillo tampoco ha encontrado su sitio en un Espanyol que, tras una mala racha, aprovechó esta semana los pinchazos de Almería y Leganés para agarrarse a la segunda plaza.
Dos temporadas más de contrato
Cuando fue requerido por la controvertida forma en la que dejó el Celta sin haber siquiera competido de forma oficial con su camiseta, Vadillo ocultó el reproche en la alegría por el cambio. «Todo fue muy rápido y estoy muy feliz por la situación en la que me encuentro ahora mismo porque estoy donde realmente quiero». En el seno del Celta siguen de reojo cada jornada del Espanyol.
«Para qué nos vamos a engañar, es mejor que Vadillo no vuelva. Dejaría dos millones en caja y sería una gran operación». Al club se le acumulan los futbolistas en la puerta de salida entre cedidos, apartados y contratos como el de Emre Mor, del que no consigue desprenderse. Tampoco confía en que el extremo, al que le restan en Vigo dos años de contrato, sea hoy un valor en alza. Tapia salió cara, Vadillo cruz. Y el ascenso del Espanyol restaría un quebradero de cabeza.
Del impulso a Okay al bluf del Toro en Zaragoza
Cuando la temporada concluya, la dirección deportiva del Celta —en la que también Felipe Miñambres termina contrato— deberá valorar qué decisión toma con otros cuatro futbolistas, con contrato en vigor, y que mantiene cedidos. Tres de ellos, en Segunda. El otro, el último en marcharse, en la Premier. Okay Yokuslu es, de todos ellos, el principal activo para el club, que confía en poder recuperar en el futuro la cantidad que invirtió en él, seis millones de euros que pagó al Trabzonspor.
Okay, con contrato hasta el 2023, es un fijo indiscutible en el West Brom. Ha jugado en las siete jornadas que el club disputó desde su llegada y los cinco últimos partidos íntegros. El Albion, que se lo llevó sin opción de compra, tiene muy cuesta arriba la permanencia: está a diez puntos del Newcastle a falta de nueve jornadas y con un partido más que las urracas. Pese a todo, en el Celta consideran satisfactoria la operación ya que el turco está ganando minutos y exponiéndose en un mercado como el inglés.
Con los tres futbolistas cedidos en Segunda, la situación es distinta. Jozabed es uno de los esporádicos habituales en Málaga. Suma 841 minutos en 19 partidos. Le resta una temporada más de contrato con el Celta —que ya lo cedió antes al Girona— y a buen seguro que le buscará destino lejos de Vigo.
Más presencia está teniendo Juan Hernández en el Sabadell, al que también le resta un año en Vigo. Suma 1.229 minutos en 26 partidos, uno de ellos de Copa. Los arlequinados marchan núltimos pero tienen la permanencia a solo dos puntos. El Celta tampoco cuenta con él para el futuro.
El mayor bluf lo está protagonizando el Toro Fernández en Zaragoza. El futbolista con el que Miñambres esperaba repetir el acierto de Maxi Gómez, tras pagar unos cuatro millones de euros, y que ahora está deseando sacarse de encima. En La Romareda amenazaron con devolverlo en el mercado invernal. Al final se quedó, pero ha ido perdiendo minutos de forma progresiva.
Al Toro, con dos años más de contrato en el Celta, le quedan en Zaragoza los minutos de la basura. De las últimas seis jornadas ha participado en cuatro. Y, entre los cuatro partidos, sumó ocho minutos.