Facundo Ferreyra, un goleador de antaño que necesita reivindicarse

la voz VIGO

GRADA DE RÍO

RC CELTA

La carrera del nuevo céltico se estancó tras tocar techo en el Shakhtar en el 2018

02 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta hace con Facundo Ferreyra una apuesta por un jugador que necesita reivindicarse. Porque es un delantero que sabe lo que es hincharse a marcar goles, y con ese reclamo lo presentaba ayer el club, pero los números que le hacían ser una garantía de cara a portería quedan ahora demasiado lejanos en el tiempo. En sus dos últimos equipos, el Benfica desde julio y el Espanyol la temporada y media anterior, no fue ni de lejos el jugador determinante que sí se vio en el Shakhtar. Ahora, necesita recuperar la confianza de la mano de Coudet.

A diferencia de Solari, Ferreyra no ha estado antes a las órdenes de Coudet, aunque también es argentino (nació en (Lomas de Zamora, Buenos Aires, el 14 de marzo de 1991) y sus inicios estuvieron en el Club Atlético Banfield, el club donde debutó como profesional a los 17 años. Tras consumarse el descenso con este equipo en el 2012, sonó ya para algunos clubes europeos, pero finalmente se quedó una temporada más en Argentina, esta vez en el Vélez Sarsfield.

Ya en el 2013, a los 22 años, dio el salto al Shakhtar, club al que perteneció hasta el verano del 2018 y donde ofreció sus mejores registros. Pero en ese tiempo vivió también una cesión infructuosa al Newcastle en la temporada 2014/2015, en la que una lesión propició que no pudiera siquiera llegar a debutar en el fútbol inglés, por lo que aunque existía una opción de compra, no se ejerció. Además, Ferreyra admitió en aquella época que había luchado por adaptarse a esa liga, pero que era un fútbol muy físico, por lo que le había costado aclimatarse.

A su regreso al club ucraniano, Ferreyra fue de menos a más, firmando tres buenas temporadas tanto a nivel de minutos como de goles que tendrían su culmen en el curso 2017/2018. Esa temporada, el delantero logró anotar un total de 30 goles en 42 partidos entre Liga, Copa, Supercopa de Ucrania y Champions, lo que suponía un gol cada 84 minutos de media.

Ya la temporada anterior se había apuntado en su cuenta personal 16 en una veintena de partidos. Precisamente ese año, el curso 2016/2107, formaba parte del plantel que se enfrentó al Celta en la Europa League, si bien no fue convocado para ninguno de los dos compromisos de la eliminatoria.

Sus números hicieron que le salieran muchos pretendientes y finalmente fue el Benfica el que se hizo con sus servicios en el verano del 2018. Desde ese momento, la carrera de Ferreyra se estancó y su cesión al Espanyol, aunque al principio auguraba buenas perspectivas, tampoco fue el impulso que necesitaba para levantar el vuelo.

Tras disputar solo cinco partidos con el Benfica, el club luso decidía ceder al jugador al Espanyol hace ahora dos años, en el mercado de invierno del 2019, lo que supuso la que hasta este momento era su única experiencia en la Primera División Española, que se iba a prolongar hasta julio del año pasado, temporada y media.

En la segunda mitad de la 2018/2019, Ferreyra participó en nueve partidos, solo uno como titular, y anotó un gol. La misma cifra que conseguiría al curso siguiente, ya completo e interviniendo en 16 compromisos de Liga. En su primera temporada llegó a enfrentarse al Celta en Cornellá en abril del 2019, aunque únicamente disputó los últimos cuatro minutos de un choque que había terminado en empate (1-1).

Finalizada aquella cesión, a Ferreyra le tocó volver a un Benfica donde nunca ha logrado cumplir las expectativas. Ni tan siquiera acercarse. En lo que va de temporada, su hasta ahora técnico, Jorge Jesús, únicamente el concedió seis minutos en un partido contra el Santa Clara el pasado 4 de enero, una prueba clara de que no contaba en absoluto.

Llegado a este punto, la carrera de Ferreyra necesitaba un nuevo proyecto para tratar de reencontrarse con una mejor versión suya que parece olvidada. Ahora falta ver si el Celta puede ser el lugar donde lo consiga y si él es ese delantero que tanto ansiaba Coudet y que se hizo esperar hasta la noche del último día del mercado de invierno.