En un partido de poco fútbol, el Celta igualó la intensidad del Granada y sumó su segundo empate consecutivo

Xosé Ramón Castro
Redactor de Vigo

A falta de fútbol, el Celta interpretó el guion que requería el partido de Los Cármenes y se puso el mono de faena para igualar la intensidad del Granada y sumar el segundo empate consecutivo. En esta ocasión, sin goles en una contienda con pocas oportunidades, con las defensas mandando y con los jugadores apelotonados en la franja central del campo. En la vuelta de Aspas, el Celta intentó combinar la salida en largo y en corto —por fin no hubo ningún error grosero en este concepto—, tuvo más el balón que su rival y dispuso de dos ocasiones claras, las mismas que replicó Rubén en el inicio del segundo tiempo, en el mejor momento de un Granada que también trató con sumo respeto el partido y al rival.

Nadie arriesgó en la primera mitad. El Celta tuvo más el balón, pero la contienda ante el Granada estuvo marcada en su acto inicial por la intensidad, la falta de espacios y los tiros contados al arco rival. Fran Beltrán fue el único que pudo hacerlo y lo intentó desde fuera del área, aunque Rui Silva no tuvo ningún problema en desviar. Dos contras, una muy directa que no concretó Brais Méndez y una más elaborada con mala elección de Nolito, confirmaron el potencial de los vigueses, que sin Denis pero con Iago Aspas en el campo mezclaron la salida combinada con la patada larga de Araujo y Rubén.

El Granada tuvo menos el balón, pero fue más directo, ganó por momentos los segundos balones, y avisó con tres disparos desde la frontal. Kennedy y Fede Vico ajustaron el punto de mira pero su esférico no cogió portería, pero sí el zapatazo de Foulquier que desvió Rubén Blanco.

El segundo tiempo arrancó con la ocasión más clara del partido para los célticos. Una buena combinación en banda derecha entre Aspas y Hugo Mallo acabó con asistencia del capitán para Nolito, que disparó sin pensárselo y la pierna de Domingos Duarte, que envió a córner, salvó al Granada.

Esta situación provocó la reacción local, con un par de arreones del conjunto nazarí y con dos ocasiones que pusieron a prueba la solvencia de Rubén Blanco. En el primer caso, Foulquier cruzó un tiro envenenado y en el segundo, Machís disparó desde la frontal con una rosca. En ambos casos respondió el meta mosense con solvencia.

Los cambios surtieron efecto

Coudet aplacó la revuelta rojiblanca refrescando el equipo con Solari y Holsgrove, los dos únicos jugadores que entraron desde el banquillo, y el Celta recuperó el mando del partido a través del balón e incluso probó en un par de ocasiones con un buen remate de Hugo Mallo y una combinación colectiva, liderada por Aspas y Aarón Martín —que aumentó mucho su noto con respecto al partido del Villamarín—, que no acertaron a rematar ni Augusto Solari ni Hugo Mallo.

Por primera vez en el 2021, el Celta fue capaz de dejar la portería a cero, volvió a sumar por segunda semana consecutiva y se mantiene en una zona cómoda de la tabla, aunque por el contrario los vigueses solo han sumado dos de los últimos 15 puntos en juego y el lunes 8 de febrero toca visitar a un Atlético que camina con paso firme hacia el título.