Un pésimo Celta encaja la mayor goleada al descanso de sus 97 años (0-4) y pone en bandeja el triunfo a un Villarreal que aprovechó errores groseros

Xosé Ramón Castro
Redactor de Vigo

No se puede decir que el Celta no compareciera a su partido con el Villarreal. Al contrario, lo hizo, pero para facilitar las cosas al equipo amarillo hasta límites desconocidos. Tanto, que por primera vez en su casi centenaria historia, Balaídos presenció un 0-4 al descanso. Si en la víspera Coudet recordó a los suyos que el compromiso no se negocia, una frase muy argentina, en el campo quedó la asignatura pendiente porque este Celta de enero involuciona y da peligrosos pasos hacia su pasado más tenebroso.

El Celta fue un desastre. Es cierto que no estaban ni Tapia ni Iago Aspas y que Nolito no pasó del banquillo, pero tres ausencias tan considerables no son un argumento tan contundente como para ver al mejor de diciembre arrastrándose en enero. Con una peligrosa vuelta al pasado, a aquellos tiempos no tan lejanos en donde el Celta no competía, pecaba de indolencia y era pan comido para el Villarreal.

Emery, que basó en la presión en el centro del campo su apuesta táctica, tuvo el partido soñado porque los vigueses le alfombraron la sonrojante goleada desde el pitido inicial. El Submarino se adelantó a los cuatro minutos cuando Parejo le robó un balón a Denis en tres cuartos. El de Salceda recibió una pedrada de Okay, no pudo controlar de primeras y el pase del ex valencianista acabó con un gol de Gerard Moreno superando a Rubén en su salida. Siete minutos después, y sin dar síntomas de vida, llegó el segundo regalo. Fue de Rubén, que sacó a los de Trigueros y la asistencia del centrocampista amarilla acabó con gol de Moi Gómez, totalmente solo ante la portería.

El tercer gol también se lo comió el portero de Mos. En este caso, una falta lateral sacada por Dani Parejo, que tensó el balón, no tocó en nadie, y terminó colándose en la portería local tras botar en el momento que Rubén había iniciado su estirada.

El festival de los horrores del primer tiempo acabó con un desajuste defensivo tran tremendo —por la separación entre líneas— que Fer Niño rompió el fuera de juego y marcó con un tiro cruzado ante la salida del portero local. En 30 minutos el partido, 0-4 y con el Celta sin dar síntomas de vida en ataque salvo un tiro de Denis cuando el partido todavía no había estaba en tablas.

Un horror que se podía ver en la cara de Coudet, que ve cómo en tres partidos su equipo tiró por tierra todo lo bueno que había traído el argentino en un mes. Una bofetada de realidad y la confirmación de que el Celta bastante tiene con buscar la permanencia teniendo en cuenta sus limitaciones.

Los dos equipos enarbolaron la bandera blanca en el segundo tiempo. El Celta, con Holsgrove en el campo y jugando con doble pivote, tuvo el control del partido a través del balón, aunque apenas hizo daño, y el Villarreal las mejores oportunidades, pero el apetito ya no era el mismo y Gerard Moreno se encontró con una buena parada de Rubén y una contra de Pedraza con un bloqueo defensivo.