Los chinos no lo hubieran hecho peor

Antonio Estévez VIGO

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

17 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En el otoño de 2016, los periodistas estábamos bastante ocupados con el peculiar desembarco chino en Vigo y la posible venta del paquete accionarial de Carlos Mouriño a los asiáticos. Esa operación no se llevó a cabo porque, una de dos, la oferta fue inferior a las pretensiones del presidente céltico o que los chinos no dieron el paso definitivo al no poder contar con el título de propiedad del Estadio de Balaídos.

Muchos celebraron que el Celta no cambiase de propietario, pero lo sucedido la semana pasada con la (lamentable) puesta en escena de la campaña de abonados Sempre Celta ni siquiera se habrían atrevido a asumirla esos chinos que querían quedarse con el Celta para hacer negocio.

Al final, y siguiendo las pautas marcadas por Javier Tebas, los dirigentes del fútbol español parecen haberlo fiado todo a los ingresos televisivos. Y el desapego con su entorno social más próximo es cada vez mayor. Hablar de afouteza, en el caso concreto del Celta, queda muy bonito de cara a la galería, pero yo no me creo que esto vaya más allá de haber rescatado del gallego una bonita palabra.

En un ejercicio de torpeza y soberbia, además de hacer pública esta campaña en el momento más inoportuno del año, los señores de los despachos más nobles de la calle del Príncipe dicen «buscar soluciones diferentes y sobre todo BENEFICIOSAS para sus abonados» para justificar que cada miembro de la masa social desembolse 50 euros a cambio de nada.

Tendrían que leer más, tanto el que más manda como su lugarteniente, nacidos en Vigo y O Grove, aunque visto lo visto podrían haberlo hecho en Pekín o Shangai. Ellos junto al impagable departamento de márketing del Celta, deberían tomar ejemplo de la carta que a finales de agosto los rectores del Balonmán Cangas le remitieron a sus socios para que no se rompiera el vínculo. «Contamos contigo, te necesitamos para seguir haciendo historia… Apelamos a tu ayuda porque tu colaboración anual es imprescindible», se podía leer en un escrito que apelaba al corazón y no al bolsillo. Pero eso no se estila en el Celta, aunque nos traten de engañar como chinos.