Clima de incertidumbre sobre la continuidad de Óscar García

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

JOAQUIN DE HARORODRIGUEZ

El partido de Elche y la implicación del plantel pudieron ser un aval para el catalán, pero el club sigue sondeando el mercado en busca de una alternativa

08 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Óscar García no recibió ninguna llamada del Celta en el día de ayer, pero su continuidad está en el aire. El buen partido de Elche y la implicación de los jugadores podrían ser un aval para el catalán, que cuenta con el apoyo del presidente, pero el club no detuvo sus contactos en busca de alternativas en la jornada del sábado. Marcelino García Toral parece el mejor colocado y el primer candidato, pero la negociación con el asturiano no tiene pinta de fácil. Por su caché, por sus exigencias balompédicas y porque podría complicar todavía más el ya exiguo margen del tope salarial del equipo vigués. De confirmarse su llegada, sería la primera gran apuesta económica del club por un técnico.

Ni el partido del Martínez Valero ni las horas posteriores arrojaron luz sobre el futuro del banquillo del Celta y la incertidumbre marca la situación en estos momentos. La única diferencia a favor de Óscar García viene derivada del partido, más por el juego que por el resultado. El técnico parece haber dado con la tecla después de reunir en el campo a los jugadores de más talento al abrigo del 4-3-3 como sistema táctico. En el Martínez Valero los vigueses fueron un equipo reconocible y característico del cuestionado técnico catalán.

Pero las buenas sensaciones no se ven acompañadas por los números, que son demoledores con Óscar García, con un único triunfo en esta liga, con siete partidos sin ganar (tres puntos de 21) y con el riesgo de poder caer en la zona de descenso en la sobremesa de hoy.

Del Martínez Valero regresó el catalán con el aval de la plantilla, porque si algo quedó claro fue la implicación de todos los jugadores vigueses, que fueron intensos y solidarios de principio a fin, lo que invita a pensar que están con el entrenador. Aspas ya recordó la semana pasada que después de tanto cambio de técnico, algo más tenía que pasar en el Celta para que la situación se repita por tercera vez consecutiva. El apoyo del vestuario se uniría al de Carlos Mouriño, su único valedor en la planta noble de Príncipe.

Pero juego y apoyos pueden no ser suficientes para que continúe en el cargo a la vuelta del parón, cuando el Celta deberá afrontar la salida al Sánchez Pizjuán para después recibir al Granada y visitar San Mamés, otro ciclo de órdago.

El club hace tiempo que viene sondeando el mercado para buscar alternativas en caso de despido. El mejor colocado parece Marcelino García Toral, que sacó lo mejor de Denis en Villarreal y de Mina en Valencia, y por contra tuvo sus problemas con Murillo, pero la negociación con el asturiano parece estar lejos de un punto de encuentro. La opción de hacer un contrato largo para prorratear su alto salario solo conducía a hipotecar más el límite salarial y en caso de despido habría que indemnizarle el 100 % de lo firmado. Los contratos largos de entradores en el Celta simplemente no existen.

También la pasada semana trascendió un contacto con el Chacho Coudet, que está entrenando al Internacional en Brasil, pero el argentino ya dio su negativa. También parece imposible que Berizzo pueda volver teniendo en cuenta su compromiso con la selección de Paraguay. Y mientras tanto, el equipo está de descanso después de una semana sin respiro.

Apuesta por los jugones y por la idea primaria

Óscar García afrontó el partido de Elche con todo, sin guardarse nada. Puso a todos los jugones en el campo, apostó por un 4-3-3 y rescató todas las ideas que quería poner en práctica cuando comenzó la temporada: presión alta en campo contrario, balón y llegadas en masa al área rival. Solo le falló la definición y el principio de partido para conseguir el objetivo de la victoria. Además, la implicación de todos los jugadores fue máxima, de lo que puede deducirse que están con el entrenador.

Llevaba tiempo Óscar García haciendo experimentos en cuanto a esquemas y formaciones, pero alcanzado el día D, metió en el campo a todo el talento que tiene en la plantilla y lo posicionó en un 4-3-3 que le funcionó y que además arregló el problema de la colocación en el once de jugadores como Denis Suárez y Brais Méndez, que se convirtieron en un incordio desde el pasillo central para el rival y que activaron más que nunca a Iago Aspas, que partiendo de la banda derecha fue un quebradero para la zaga rival.

En teoría, el partido del Martínez Valero enseñó el camino en ataque. Los vigueses recuperaron el balón en zonas muy altas del campo, visitaron de un modo asiduo el área rival, y con mucha gente. Como de costumbre, dominaron la estadística de disparos: 14 en total, de los que seis fueron entre los tres palos, siete fuera y uno terminó bloqueado. Por el contrario solo recibieron ocho y solo uno fue entre los tres palos, el penalti.

El compromiso del plantel

Pero quizás el dato más relevante del partido ante el Elche fue la máxima implicación de los futbolistas, que en ningún momento tiraron el partido. Denis lideró el grupo con Iago Aspas, Hugo Mallo recuperó la titularidad con un partido correcto y salvo en los minutos posteriores al gol local, los célticos siempre derrocharon ambición y fueron a por el partido. Solo le faltó un arreón final, pero en el banquillo faltaba dinamita para completar la faena. En esta ocasión no había fondo de armario.

Aun así, llama la atención la falta de participación de Okay en un partido en donde todo pintaba para que el otomano acabase dentro del campo: la lesión de Tapia y la necesidad de músculo y experiencia en el medio campo para la recta final. Sin embargo, el entrenador se decantó primero por Beltrán y más tarde por Gabri Veiga.