El árbitro se inventó y ratificó, tras revisarlo, un penalti que abrió de par en par las puertas del triunfo al Mallorca y descolocó a un Celta que acabó 5-1

X.R.CASTRO

El Celta tendrá que seguir picando piedra en la tarea de la permanencia. En Mallorca no aprovechó su primer match ball en un partido que pasó del escándalo al desastre. Porque De Burgos Bengoetxea no solo se inventó un penalti en los albores de la contienda, sino que mantuvo su decisión tras la revisión aunque no hubiese contacto entre Dani Rodríguez y Santi Mina y porque tras el 1-0 el Celta fue una caricatura en defensa y acabó encajando la goleada de la temporada.

Si el VAR estaba en entredicho, en Mallorca acabó por los suelos. De Burgos Bengoetxea, con escarapela internacional, no solo pitó como penalti un piscinazo descomunal de Dani Rodríguez sin que Santi Mina le tocase, sino que seis minutos después de análisis de la jugada en la sala de videarbitraje fue a revisar la jugada al monitor y le pudo más el orgullo personal que la faceta de juez y mantuvo su decisión inicial de señalar la pena máxima (que cada vez es más nimia).

Marcó Budimir y ahí comenzó a escribir el Celta su día más negro. Porque todo lo que sucedió fue en contra de sus intereses. El árbitro no revisó un balón que Reina sacó dentro de su propia portería tras un cabezazo de Murillo, se retiró tocado Denis Suárez y el cuadro vigués lo fallaba todo en ataque, Reina hizo dos buenas paradas a Bradaric y Nolito envió a la cruceta un córner, los bermellones ampliaban diferencias con una facilidad pasmosa. Primero con un disparo cruzado del Cucho Hernández y luego con una buena rosca de Pozo. Cuatro tiros y tres goles para los locales.

Óscar García prescindió de un mediocentro como Okay para meter en el campo a Smolov en busca de una remontada imposible. Y a las primeras de cambio una caída de Mina en el área rival tras un contacto con Pozo llevó al árbitro a señalar los 11 metros. Marcó Iago Aspas y abrió una rendija a la esperanza a los célticos, una ventana que tardó tres minutos en cerrarse, el tiempo que Budimir necesitó para dejar al descubierto la desconexión céltica para marcar el cuarto y sentenciar una contienda que redondeó para los bermellones Salva Sevilla con el quinto tanto. El que era equipo menos goleado de la segunda vuelta caía con estrépito ante su rival más directo y se complica la permanencia. Todavía tiene un colchón de cinco puntos y lo mejor que puede hacer es pasar página. Que la visita a Mallorca sea fruto de un mal día que comenzó con una pésima decisión arbitral. Ante el Betis, otra final. Y con menos red.