Patxi Villanueva: «Me hubiera gustado demostrar más al celtismo, pero no me dejaron»

GRADA DE RÍO

XOÁN CARLOS GIL

El excéltico repasa su extensa trayectoria como jugador y entrenador de porteros del Celta

12 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Patxi Villanueva ha estado ligado al Celta durante gran parte de su vida. Primero fue como jugador durante 16 años, casi siempre trabajando en la sombra, y más tarde como preparador de porteros durante otros 14. Los problemas de espalda le obligaron a dejar este segundo rol y ahora vive el fútbol desde fuera, siempre pendiente de lo que ocurra en el club de su vida, del que guarda muchos momentos buenos pero no oculta que también otros amargos.

-¿Cómo se fraguó su llegada al Celta siendo tan joven?

-Fue casualidad, a través de una persona de Navarra que venía a veranear aquí y conocía al entonces presidente del Celta. Vine a hacer una prueba en el puente de diciembre de 1980, así que va a hacer 40 años y aquí sigo, como un vigués más. Fui para cuatro o cinco días, quisieron que me quedara un mes y algo verían, porque me proponen fichar.

«Un debut con 15 años hoy sería impensable»

-Tenía 15 años y con esa edad debutó con el primer equipo. ¿Cómo se gestiona eso?

-Ahora mismo es impensable aunque sea en Segunda B como en aquel caso. Pero entrenaba con ellos y al ser campeones, el entrenador, Pavic, que me había hecho la prueba, decidió ponerme el primer tiempo. Fue en Logroño, cerca de mi pueblo, y pasé de las 30 personas que veían al juvenil al antiguo Las Gaunas a reventar. Recuerdo estar ilusionado pero muy nervioso. Las cosas han cambiado mucho, entonces solo había tres categorías: infantil, juvenil y sénior, y no te preparaban como ahora, que los técnicos también están formados de otra manera.

-¿Asumió con naturalidad volver al juvenil?

-Sí, porque el primer equipo era complicado, ascienden de Segunda B a Primera en dos años ye tenían un equipazo. Los porteros eran Capó, que habrá mucha gente que le recuerde, y Maté, con todos años que ha estado. Entrenaba con ellos, que me vino muy bien, y era el tercer portero. Si había una lesión o sanción, iba yo de suplente, pero seguía jugando con el juvenil y algunas veces, con el filial, el Gran Peña.

BENITO

«La mili mató mi carrera deportiva»

-Pasaron los años y estuvo mucho tiempo en ese rol secundario. ¿Cómo lo encajaba?

-Termino la etapa juvenil, en la que me había llegado la oportunidad de ir a la selección española sub-18, el equipo desciende y viene Carriega, que no me veía para jugar, así que se ficha a otro portero y sigue jugando Maté. Ahí me proponen jugar en el filial y me pareció perfecto. Estaba Félix Carnero, que pasa al primer equipo cuando cesan a Carriega y pasan a Santi Castro al filial. Pero ahí vino el tema de la mili, que mató mi carrera deportiva.

-¿Cómo le afectó?

-Justo entro en la mili, me convoca la sub-21 y no me dejan ir, esa pretemporada se lesiona gravemente Maté y como tampoco pude volver, tuvieron que fichar un portero, a Pereira. Habían ascendido con Félix y podía haber jugado en Primera. Cuando volví, Maté estaba muy fuerte y fueron diez o doce años a su sombra, porque entonces el portero titular jugaba todo, también Copa. Fue duro, porque seguía trabajando para tener minutos, pero Maté estaba intratable.

«Quise irme, pero el Celta tenía la sartén por el mango»

-¿No le surgían opciones de marcharse?

-Sí, pero no era como ahora, cuando firmabas como juvenil, el club podía retenerte creo que hasta los 28 años. No tenía oportunidades y venían equipos de fuera, pero no querían desprenderse de mí, me querían por si a Maté le pasaba algo y tenían la sartén por el mango. Hablé varias veces con el presidente, pero me sacaba el contrato y me decía que contaban conmigo. Era una auténtica putada.

-¿Cómo vivió hacerse por fin un hueco en la temporada 91/92?

-Hubo que esperar mucho tiempo, pero Txetxu Rojo apuesta por mí y conseguimos el ascenso. Luego me vuelve a pasar lo mismo. Maté estaba casi retirándose y deciden fichar un portero, Cañizares, que tuvo toda la confianza del entrenador, hizo dos grandes temporadas y luego fue lo que fue. La mala suerte es que siempre he estado al lado de porteros muy buenos, porque luego aún vinieron Toni Prats y Dutruel. Siempre me tocó esperar hasta que ya me pongo con 30 años y no cuentan conmigo.

«La mala suerte es que siempre he estado al lado de porteros muy buenos»

-¿Cómo era su relación con Maté y Cañizares?

-Muy buena, siempre me llevé bien con todos los compañeros. Cada uno competía como tenía que competir y hemos sido muy amigos siempre, luego el entrenador decidía. Nunca tuve ningún problema con ningún compañero, solo intentaba ponérselo lo más difícil posible sabiendo que el entrenador elegía.

M. MORALEJO

-¿Qué entrenadores le marcaron más?

-Sobre todo, Santi Castro en juveniles, porque apostó fuerte por mí y fue una temporada muy buena en la que estuve todo el año yendo a la selección. Siempre te acuerdas más de los que han contado más contigo, se suele hablar bien de ellos y peor de los que no te ponen. Yo nunca lo hice, siempre era callado, no creaba problemas e igual ha podido ser un defecto, porque te toman como el chico bueno.

-¿Cuáles son sus mejores recuerdos como futbolista del Celta?

-Aparte de la época juvenil, que fue espectacular, sobre todo los ascensos. Aunque no participara en el campo, estaba como suplente y eran momentos muy buenos. Y ya el mejor fue en el que pude participar como titular, en 1992.

«La última temporada fue muy dura, me querían limpiar»

-¿Y los peores?

-Hay muchos, pero sobre todo mi última temporada fue muy dura. Paso de jugar toda la pretemporada porque el otro portero se lesiona a que deciden fichar a otro y me dejan en la grada cuando hacía muchos años que no salía de las convocatorias. Me dieron una excusa que no me creí, me querían limpiar y estoy convencido de ello. Pasé tres o cuatro meses en la grada, pero el fútbol es caprichoso y pude reivindicarme.

-Lo hizo en su último partido, frente al Valladolid.

-Sí, terminando la temporada el equipo se queda sin porteros. A Diezma lo habían expulsado y a Dutruel le habían dado cuatro semanas de baja, pero a la segunda lo recuperaron solo para que no jugara yo. En ese partido lo expulsan por un penalti y solo quedaba yo. Íbamos ganando 0-1 y nos jugábamos la vida contra un Valladolid en UEFA. Salgo y paro el penalti, tuvimos que sufrir mucho pero me queda ese momento satisfactorio. Luego no se me dio tampoco una despedida como debería ser, pero son cosas del fútbol. Siempre intenté ser lo más honesto posible.

Marta G.Brea

-¿Se sintió respaldado por la afición?

-Sí, siempre, no puedo decir nada malo de ellos, aún a día de hoy me siguen dando cariño por la calle. Era un portero que jugaba poco, pero al estar tanto tiempo, me han tratado muy bien. Me hubiera gustado demostarles más, pero no fue por mí, no me dejaron. Las cosas no siempre dependen de uno.

-¿Cómo se fraguó su regreso como preparador de porteros?

-Horacio me había dejado las puertas abiertas cuando me fui y necesitaban un entrenador de porteros para las categorías inferiores. Me lo propusieron y estuve siete u ocho años, más otros siete en el primer equipo, 14 en total. Tuve en el primer equipo a porteros que había tenido en la base y en esa época se apostó por jugadores que siguen dando el callo en Primera, en el Celta y en otros equipos. Otras personas y yo hemos trabajado para eso sucediera y me llena mucho, me alegra un montón. Incluso creo que podían haber llegado más que se quedaron por el camino.

«Cuando subimos a entrenar a Rubén con 14 años, Paco Herrera me dijo que estaba loco»

-¿Siempre les vio cualidades para llegar a ser porteros de Primera?

-Cuando son jóvenes se las ves a todos, a unos más que a otros, pero también depende mucho de las oportunidades que se les den. En la época de la concursal se apostó por la cantera y ahí estaban Sergio, Yoel y Rubén. Lo de Rubén fue una carambola. Lo subimos a entrenar un día a los 14 años porque necesitábamos un portero para una pachanga. Estaban Yoel, Ismael Falcón y Notario, pero ese día solo podía subir uno. Paco Herrera me dijo que estaba loco, pero le pedí que lo viera. Y a partir de ahí ya fue habitual que subiera.

Oscar Vazquez

-¿Cómo recuerda el debut de Rubén a los 17 años?

-A veces son casualidades de estar en el momento justo y a él le pasó a esa edad con las lesiones de Sergio y Javi Varas. Se le dio la oportunidad de salir y demostrar lo que ya sabíamos. Abel (Resino) ni lo dudó, dijo: “Para adelante”. Era una situación complicada, la última oportunidad de salvarnos y dependiendo de otros resultados. Sabíamos que él no se ponía nervioso nunca, es hasta demasiado tranquilo. Y ahí lo tenemos ahora.

«Sergio es un porterazo y una persona espectacular»

-¿Y qué puede decir de Sergio?

-Ha sido un pedazo de portero impresionante y como persona, también, espectacular y porterazo, poco más se puede decir porque ya todo el mundo sabe quién es Sergio. Lo mismo de Rubén, de Yoel, Iván Villar, con quien coincidí también y que seguro que va a estar preparado ahora con la lesión de Sergio si hay que echar mano de él. También conozco a Iago Domínguez, que jugó con mi hijo. Creo que vienen más buenos porteros detrás, que lo van a tener difícil porque Rubén tiene muchos años por delante y está espectacular, pero veremos si se sigue apostando por ellos.

M. MORALEJO

-Su etapa de preparador de porteros terminó por sus problemas de espalda. ¿Cómo vivió ese final?

-Antes la forma de entrenar no era la de ahora y me pasó factura. Llevo tres operaciones, dos hernias discales y media espalda fijada con tornillos. Me ha dejado bastante tocado y son circunstancias de la vida que me obligaron a apartarme porque no podía. Las piernas no responden incluso para la vida normal. A veces tengo que andar con mucho cuidado porque las fuerzas no son las mismas y tengo media espalda llena de tornillos, pero hay que llevarlo lo mejor posible.

-¿Echa de menos el fútbol?

-Claro. Lo tapo viendo partidos, siguiendo sobre todo a mi hijo, también en los entrenamientos, y matando el gusanillo. Todo lo que sea jugar o entrenar está olvidado, no puedo.

-¿Y está pendiente del Celta?

-Por supuesto, eso no hay ni que decirlo. No voy al campo, pero veo todos los partidos desde casa, me mantengo informado y aún tengo allí gente conocida que me informa de cosas.

«Creo que el Celta se salvará y que todos los celtistas confiamos»

-¿Y cómo ve al equipo de cara a este final de temporada tan extraño?

-Exacto, es todo muy extraño. Cuando mejor estaba el Celta se paró todo, pero por las declaraciones que hacen les veo confiados de que la cosa irá para adelante y creo que todos los celtistas lo pensamos también. Hay equipo y ellos ven que pueden sacarlo, aunque vengan partidos complicados y todos vayan a serlo. Será importante este primer partido, a ver cómo reaccionan jugando sin público. Estoy confiado, pero el fútbol es caprichoso.