Álex Otero: «Una de nuestras señas de identidad es un juego que haga disfrutar a la gente»

La Voz VIGO

GRADA DE RÍO

INSTAGRAM DIEGO TUÑAS / ÁLEX OTERO

El coordinador de la cantera del Celta habla de su experiencia de más de diez años de trabajo en A Madroa

07 jun 2020 . Actualizado a las 08:47 h.

El coordinador de la cantera celeste Álex Otero mantuvo ayer un directo de Instagram con la cuenta oficial de la escuela de fútbol de Brunete donde habló de su trayectoria y su experiencia como coordinador de la base del Celta y entrenador. Llegó al club vigués procedente del Choco -donde llevó a los benjamines-, donde también había jugado, y asegura que a día de hoy, completamente feliz con su trabajo y el lugar y ambiente en que lo desempeña, no se ve en otro sitio.

De comenzar a entrenar porque le gustaban los niños y «para ganar algo más de dinero cuando eres joven y juegas», le empezó a picar el gusanillo. «Le fui dedicando más tiempo y llegó un momento en que toda mi vida estaba enfocada ahí. No es algo que pensara toda la vida, pero me hizo feliz y hoy en día es mi vida, no lo cambiaría por nada», desgrana. Explica que cuando llegó al Celta no tenía títulos de entrenador, y que aunque sé los sacó y los considera importantes, aprendió «más a base de experiencias que de cursos».

Otero incidió en la idea de que el objetivo del Celta cuando va a torneos como el de Brunete es «gustar, que la gente reconozca al equipo por un estilo definido y que les guste verlo. A partir de ahí, si se puede, ganar, pero no a cualquier precio». Y esto les está dando resultado. «Que la gente disfrute viéndonos jugar es una de nuestras señas de identidad y cada vez vamos a más torneos porque les gusta vernos», comentó. Considera que varias buenas generaciones que hicieron buenos papeles en esas citas abrieron las puertas al resto. «Le dieron un impulso y creo que se mantiene esa imagen que tenemos. Somos una cantera bien valorada en el sentido de que hacemos las cosas bien, con juego atractivo pero que compiten. Nunca quedamos mal clasificados», ahondó.

El momento de comunicar a los chavales que no van a estas citas es de los más complicados que tienen que afrontar. «Todos tienen esa ilusión y cuando se da la convocatoria es el día de más lloros del año», indicó referido al de Brunete. «Intentamos hacerles ver que no se acaba el mundo. Nos gusta poner ejemplos de chicos que no fueron y hoy están a un nivel alto, por ejemplo siendo juveniles», señaló. La otra situación más desagradable es hacer saber a un jugador que no sigue en el club. «Es lo más feo y doloroso. Ves a ese niño y dices: ‘¿Qué estoy haciendo?’. Pero es parte del trabajo», acepta.

A ojos del coordinador céltico, el secreto para sacar rendimiento a los jugadores está en la confianza . «Pasa mucho con chicos que traemos, que los padres te dicen que en el recreo es la leche y llega a un club como el Celta y se atenaza. El secreto es darles tranquilidad», apuntó. En ese sentido, aseguró que los canteranos suelen estar «varios años salvo temas de comportamiento o adaptación, que ya salen ellos». Se intenta transmitir que «no es un examen diario, que ya saldrá», aunque entienden que «es difícil llegar de ser muy importantes con sus anteriores equipos y no ser primeras espadas en el primer momento».

En ese sentido, yienen claro que «unos jugadores maduran antes que otros y no todos son de rendimiento inmediato», si bien «el entorno hace que el fútbol hoy se vea con muchas prisas y no son buenas consejeras», por lo que en el Celta huyen de ellas. «Todo tiene un proceso, cada caso es diferente. A uno lo ves el primer día y parece que lleva ahí y cinco años y otros tardan en arrancar. La confianza por parte del club es clave. No puedes desechar a un jugador porque el primer mes no funcione», analizó.

El mayor orgullo de Otero es «ver que los jugadores pasan por todas las categorías del club» y que los que no llegan puedan pensar: «Esta gente me ayudó, me llevé buenas experiencias». Sostiene que un canterano del Celta tiene conciencia desde pequeño de que es posible llegar al primer equipo. «La realidad es la que es, tres porteros de la casa; Aspas, un ídolo que llegó de pequeñito y es jugador franquicia… No tiene que ser un objetivo, nunca planteamos que haya que entrenar y jugar mejor para llegar al primer equipo, pero sienten que es una realidad, ven que puede llegar y me gusta que tengan ese sueño», expresó.