En ese sentido, recuerda que en el Celta predomina la gente de casa, «no solo jugadores o entrenadores, sino empleados que no solo lo son de una empresa, sino del equipo del que son aficionados». Ve en esto «una diferencia respecto a clubes con más recursos», ya que percibe «una demostración de amor por un club y una filosofía desde el primero al último de los empleados», lo cual supone «un logro que se debe valorar por parte de todos los que formamos parte del club».
Cuenta que mantienen reuniones con los jugadores un par de veces por semana y que ellos siempre acaban preguntando. «Lo poco que sabíamos, se lo íbamos diciendo. Dentro de la tristeza por no haber podido disputar la Copa de Campeones y la Copa del Rey a final de temporada, esto para los que van a continuar es una noticia única», señala. Tanto que, subraya, «nunca antes el club había estado en esta competición».