Almas Celestes del Sur, el orgullo de mantener vivo el celtismo en Andalucía

M. V. F. VIGO

GRADA DE RÍO

CEDIDA

La peña celtista andaluza reúne a una treintena de incondicionales, la mayoría sin relación con Galicia

08 may 2020 . Actualizado a las 09:50 h.

Andaluces y celtistas. No parece a priori la combinación más natural o esperable, pero la treintena de componentes de la peña celtista Almas Celestes del Sur lo llevan a gala. A la cabeza de todos ellos está su impulsor y presidente, Rafael Carlos González, que ante su desde de incorporarse a una peña celtista optó por cercanía por Celtiñas Arriacenses, de Guadalajara, pero con el tiempo se animó a poner en marcha su propio proyecto con sede en Hornachuelos, pero miembros de diferentes puntos de Andalucía.

De una cuestión anecdótica y que podía pasar inadvertida, como era tener un primo aficionado del Celta, nació en Rafael Carlos una gran pasión que le lleva acompañando ya durante buena parte de su vida. «Iba a los campos en los partidos que me pillaban cerca y así iba coincidiendo con otros celtistas», detalla la semilla de la peña. «Iba cogiendo teléfonos hasta que junté unos pocos y me dio para formar la peña hace seis o siete años. Fue iniciativa mía», recuerda.

El pistoletazo de salida de Almas Celestes del Sur fue con doce miembros y ahora son 31. Responden a perfiles diferentes, aunque la mayoría son andaluces de pura cepa, sin ascendencia gallega ni ningún vínculo que explique sus simpatías por el club. «Gran parte de los peñistas no tienen nada que ver con Vigo ni con Galicia. Luego, por ejemplo, sí que está Alberto, el secretario, que es de Porriño pero está casado con una chica de Córdoba», indica. En contraposición con ese caso, el tesorero, Antonio, «es de La Carlota y nada que ver».

Cuando se le pregunta a Rafael cuál es entonces el origen del celtismo en esas personas en la que nació sin explicación aparente, apunta en muchos casos a jugadores. «A uno le gustaba Cañizares, a otros Mostovoi... En mi caso, mi primo había estudiado en el colegio con un chaval gallego que era del Celta, se hizo celtista y me lo transmitió a mí. Y eso que me saca 20 años», relata. Precisamente en edades y procedencias tienen gran variedad, con niños, mayores y representantes de varias provincias andaluzas (Córdoba, Sevilla, Huelva, Málaga, Jaén...).

El hecho de que estén desperdigados por el territorio de la comunidad autónoma se traduce en que sea muy difícil juntarse en su totalidad. El mejor momento para hacerlo suelen ser los partidos que se disputan en Andalucía o comunidades cercanas. «Aparte de eso, que nos solemos juntar bastantes en los estadios, tenemos un grupo de WhatsApp para mantenernos en contacto y comentar los partidos», expone. También tienen una sede física en Hornachuelos, donde en ocasiones han organizado alguna comida.

En cuanto al nombre de la peña, Rafael Carlos reconoce que su primera idea fue ir a lo básico y ponerle Peña Celtista de Andalucía, «que englobaba todo». Al final, otro de los miembros, José Antonio Barrientos, propuso la que sería la denominación definitiva. «Me lo propuso y quedó. Luego ya me puse con los estatutos y la monté. Me costó unos meses, pero es un orgullo tener una peña federada en Andalucía».

Además, cuenta que nunca han corrido peligro de desaparecer como peña. «No, porque todos vamos a una, tenemos una junta muy buena en la que todo el mundo colabora y, aunque no nos veamos mucho, salimos adelante». Añade que se sienten a gusto, su pasión celtista va a más si cabe y «por qué vas a disolver una cosa con la que disfrutas».