Afouteza en hospitales de Alicante y Burgos

M. V. F. VIGO

GRADA DE RÍO

Óscar Páez, en el hospital donde trabaja
Óscar Páez, en el hospital donde trabaja CEDIDA

Dos peñistas del Celta que son sanitarios cuentan sus experiencias en la lucha contra el coronavirus

03 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Miles de sanitarios luchan estos días contra el coronavirus en España. Entre ellos están David García, presidente de la peña Célticos do Sudeste de Alicante, y Óscar Páez, integrante de Burgalegos, dos aficionados con historias muy diferentes, pero que tienen en común su afición por el Celta y el hecho de estar dejándose la piel, cada uno desde su posición, en la batalla contra la pandemia.

«Afouteza e corazón», puede leerse en los zuecos del trabajo de David. El lema del Celta, que viene como anillo al dedo en esta situación. Este alicantino, sin vínculo alguno con Galicia pero celtista como el que más -aquí explicaba en su día el origen de su pasión-, dejó temporalmente su trabajo en un supermercado para echar una mano en el Hospital General de Alicante. «Soy auxiliar de enfermería y no ejercía desde que acabé, en el 2013, pero estaba en la bolsa y me llamaron», comenta.

Los zuecos con los que trabaja David
Los zuecos con los que trabaja David

Hasta ahora estaba trabajando en un supermercado. «Me llamaron el miércoles y no dudé en dejar mi puesto de trabajo para entrar a trabajar en medicina interna», relata. La comprensión de su jefe también lo ha hecho posible. «Lo hablamos y nos entendimos. Sabe que es importante y me guarda el puesto de trabajo», detalla. 

Confiesa que a su mujer no le hizo demasiada gracia, pero no temen el contagio. «Desde que empecé estoy metido en mi habitación y mi aseo. Salgo lo justo, siempre con precaución», explica. La experiencia es dura, pero a la vez gratificante. «Cuando uno estudia para esto... Es difícil, no hay suficientes equipos de protección individual, pero lo vamos llevando», cuenta. Debajo del uniforme, su camiseta del Celta.

David, rodeado de compañeras del hospital
David, rodeado de compañeras del hospital

Diferente es el caso de Óscar, que lleva 16 años en Burgos, aunque antes había trabajado en Italia y sin dejar de ser nunca abonado del Celta. Pertenecer a Burgalegos está siendo de gran ayuda para él en unos momentos complicados como enfermero. «Somos una pequeña familia y en estos momentos jodidos, tener gente así ayuda mucho a mantener el ánimo».

Páez comenta que él no está «en primera línea» del coronavirus, porque trabaja en hemodinámica, en el código infarto. «Nos han dividido para mantener abierto el servicio, evitando contagio cruzado entre nosotros, con mucha más carga de trabajo, pero tiene que ser así», asume. Admite que cuando atienden covid-10 «hay situaciones de angustia». Además, su mujer, también enfermera, sí está en primera línea. «Se hace duro, siempre estamos pensando en no contagiar, ni a nosotros ni a nadie».

Óscar asegura que no le importa jugarse cada día el contagio. «Es una elección mía, que lo hago por vocación. Pero llevo muy mal que no tengamos la protección adecuada, que nos manden a la guerra con pistolas de agua. Eso duele mucho más», lamenta. A la vez, agradece que en su hospital, por ahora, tienen medios, «en parte gracias a las empresas que se están portando, llevando comida, batas...».

Himno del Celta como homenaje

Los vecinos de Óscar saben tanto de su trabajo como de su celtismo. Y ayer compartía en Twitter que tras el aplauso de las 20.00 horas le pusieron el Himno do Celta a todo volumen. «Saben de sobra las dos cosas. Al acabar el aplauso dijeron: ‘¡Para nuestro enfermero!’. Y empezó a sonar», relata. «Sentí una gran emoción, porque entre los ánimos por estar en el hospital por la gente y escuchar el himno que parecía que estaba en Balaídos...».