«El míster no veía claro que fuera titular, pero yo tenía las máximas ganas del mundo»

La Voz VIGO

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

Iago Aspas recuerda un año después el Celta-Villarreal de su reaparición

01 mar 2020 . Actualizado a las 05:30 h.

En el día del primer aniversario del partido entre Celta y Villarreal con el que se inició la Reconquista de la temporada 2018/2019, Iago Aspas, el gran héroe de aquel duelo, ha recordado en una entrevista a los medios del club cómo lo vivió. «Es especial para mí porque estábamos con el agua al cuello y lo que representaba, la felicidad de acabar ese partido», rememora.

Reconoce el moañés que tenía «mucha ilusión por jugar», pero a la ves nervios. «Estábamos en una situación no límite, pero casi. Quedaban pocas jornadas para la finalización del campeonato y estaba la cosa difícil», señala. Además, y pese a sus ganas, no pasa por alto que «llevaba tres meses parado».

En la previa, Iago había hablado con el cuerpo técnico de «cómo gestionar esos minutos», aunque luego, por el desarrollo del partido, lo acabó disputando casi entero «aunque no estaba previsto de primeras». De hecho, y como había revelado Iago ya en otra ocasión, Escribá dudaba de si alinearle o no de inicio. «El míster no lo veía claro por todo el tiempo que llevaba parado. Yo dije que quería jugar, que estaba con las máximas ganas del mundo, pero la decisión la tenía que tomar él, por supuesto», dice.

Aspas comenta que «si te pones a pensar, nadie hubiera creído que con 0-2 al descanso se le iba a dar la vuelta». Y ahí cree que Escribá fue clave: «Entró con muchas ganas, con mucho ímpetu. No era tan real ese 0-2 con lo que estábamos haciendo en el terreno de juego. Es cierto que no era un gran fútbol, pero dio con la tecla con tres o cuatro arreglos tácticos y no dejarles esas contras que nos estaban haciendo mucho daño», resume.

Cuando llegó el momento de la falta en la que lograría el primer gol, Aspas cogió el balón teniendo «entre ceja y ceja tirarla por encima de la barrera y tratar de meterla». Fue el 2-1. «Ese gol nos dio ímpetu. Quedaba mucho por delante, el estadio estaba lleno, empujando, y a poco que hiciéramos, íbamos a echar a la gente encima al Villarreal y nos iban a ayudar a dar la vuelta al marcador como fuera», rememora.

Pero más allá de aquellos tres puntos, ese triunfo fue un punto de inflexión. «Sobre todo a nivel anímico, del equipo y de la gente», valora. Porque aunque recuerda que ya contaban con el apoyo del celtismo, «a raíz de ese partido se vinieron arriba». «Desde ese partido, creyeron como creímos nosotros. Luego tuvimos tres o cuatro en Balaídos sacando resultados positivos, contra el Barcelona, el Girona, partidos difíciles que nos dieron ese ímpetu para salir de la zona de descenso».