Un niño del Gran Peña le preguntó
a Aspas por su momento actual en una visita al club
11 oct 2019 . Actualizado a las 07:57 h.
Las visitas de los jugadores del Celta a clubes vigueses se han convertido en una tradición que los jóvenes futbolistas de la ciudad esperan ansiosos. Tanto ayer como el miércoles, los integrantes de la plantilla realizaron estas actividades que generaron ilusión y expectación a partes iguales. Y desde estas entidades confirman que los futbolistas no defraudaron en absoluto.
El premio gordo le tocó al Gran Peña. «No les dijimos a los chavales que venía Iago Aspas hasta el último momento, porque si luego no pudiera ser, el chasco hubiera sido tremendo», advierte el coordinador del club, Alfredo Almeida. Y como enorme hubiera sido el disgusto, lo fue la emoción por verle. «Algún equipo entrenó antes para que no coincidiera, pero en realidad no eran capaces. Todo era que a ver cuándo llegaba Aspas».
En esta ocasión la encomienda de los jugadores es hablar de reciclaje. «Está muy bien, porque no es lo mismo que se lo digas tú que que sea Aspas», constata. Después llegó el turno de las preguntas. «Los más pequeños no se cortan: que si se va a retirar en el Celta, qué opina del VAR, si se iría al Madrid...», rememora. Pero fue un prebenjamín el que menos pelos en la lengua tuvo: «Le suelta: ‘¿Por qué ahora eres peor que antes?’. Iago respondió que porque es más mayor».
Cuenta Almeida que Aspas aparcó en la puerta y él tuvo que salir para impedir que los niños se abalanzaran sobre él, que fue acompañado por Carlos Cao. «El directivo que viene se encarga como de la presentación, pero si alguien no necesitaba presentación era Iago», señala. Estaban «eufóricos», explica, y el jugador se prestó a todas las fotos y firmas que se le solicitaron.
Y aunque Aspas sea la estrella, el Santa Mariña también puede presumir de que recibió a su gran ídolo, su canterano Rubén Blanco. «Os xogadores saben do seu pasado aquí, sempre lles falamos del e dos outros ex do noso equipo que triunfaron no fútbol», dice su presidente, Chato, que ya lo era e la época en que el mosense vestía su camiseta. «Era como agora, moi bo rapaz e moi tranquilo. Ven visitarnos moitas veces», revela.
Añade que las cuestiones que le plantearon fueron llevaderas, pero unas más que otras. «Desde cantos cartos tiña a se pode comer hamburguesas», relata. Luego llegó el momento de las firmas: «Os rapaces estaban como motos. Levaron de todo para os autógrafos: camisetas, bufandas botas velllas... Algún se puidese levaba o autógrafo tatuado».
Escenas similares se vivieron entre Brais y los pequeños del Alertanavia. «Estuvo cercano, simpático, dispuesto a todo y siempre con una sonrisa», explica el coordinador del club, Andrés Calderón. Una sonrisa que mantuvo incluso ante preguntas comprometidas como la de cómo se siente en el banquillo. «Les dio esa visión de que lo importante no es jugar siempre, sino ayudar al equipo desde donde toque», comenta.
El Racing de Castrelos recibió al Toro Fernández, aunque su acompañante, Gudelj, levantó casi tantas pasiones entre los padres como el uruguayo entre los chavales. «Le preguntaron hasta cuánto cobra», apunta el coordinador de la entidad, Diego Valtierra. Salió como pudo del entuerto para luego explayarse más hablando de sus inicios en Uruguay y de las diferencias entre el fútbol de su país y el español. «Contó que su deseo siempre había sido jugar en España y que lo está cumpliendo».
El Balaídos fue el destino de Denis Suárez, que explicó a los pequeños como reciclar con ejemplos prácticos de en qué cubo echar cada tipo de residuo. «Luego explicó su experiencia de niño, cómo empezó a jugar. E hizo hincapié en que estudien y se tomen el fútbol como un juego de momento», recalca su presidente, Daniel Costas. Los jugadores le preguntaron sobre Messi, de quien dijo que era «una persona normal y buen compañero», y también sobre su marcha del Barcelona y su llegada a Vigo. «Respondió que quería tener minutos y se mostró contento por tenerlos en el Celta».
