La sesión a puerta abierta desata la fiebre del celtismo en A Madroa

alberto estévez ingelmo VIGO

GRADA DE RÍO

Ingelmo

La afición mostró su entusiasmo con el equipo en la única sesión con público de la semana

30 jul 2019 . Actualizado a las 21:17 h.

Es evidente que esta nueva temporada genera ilusión en la parroquia celtista, no hay más que ver las presentaciones de futbolistas tan queridos en Vigo como Denis Suárez y Santi Mina. Como viene siendo habitual en los entrenamientos a puerta abierta del conjunto céltico, la afición volvió a mostrar su entusiasmo por la nueva plantilla de los canteranos repatriados. En el entrenamiento de ayer a las 18.30 horas, el celtismo no falló a su cita y acompañó al equipo durante las casi dos horas de entrenamiento. El público joven, los conocidos miudiños, fueron mayoría en la sesión en A Madroa y no dudaron en jalear a sus ídolos, siendo tan protagonistas como el balón.

Aunque la plantilla realizó la mayor parte del trabajo en la zona más alejada a la grada, la afición celeste se mantuvo expectante a cada movimiento de los jugadores. Además, una lona colocada detrás de la portería mas cercana al graderío también fue uno de los puntos negativos de la sesión. El visionado del trabajo de la plantilla de Escribá fue tarea complicada por la tela que cubría el fondo y por la colocación de los futbolistas en la mayor parte del tiempo.

Tras varios ejercicios de posesión, llegó el plato más divertido para los aficionados: el partido reducido. Jugadores tocados como Emre Mor -que solo entrenó media hora y apartado del grupo realizando carrera continua a un ritmo bajo-, Hugo Mallo y Okay, llevaron a cabo un entrenamiento específico centrado en correr y ausentándose del encuentro del final. La ausencia sorpresa fue la de Sergio, que no saltó al césped por pequeñas molestias y se quedó en el gimnasio, según comentó el club. Jugadores del filial como Bermejo, Carreira, Losada, Molina y Lauti -que terminó la sesión antes de tiempo por problemas en un tobillo- continúan a las órdenes de Escribá.

Al final del entrenamiento realizaron series de resistencia alrededor del campo, donde los más pequeños no perdieron la oportunidad de llamar a sus ídolos para que les saludasen o dedicasen algún gesto. El más aclamado fue el de siempre, Iago Aspas, pero el momento más curioso fue cuando Pione Sisto bromeaba con la gente reclamando más ánimo. El danés quiso mostrar su buen estado de forma realizando carreras a un ritmo alto y dejando atrás a sus compañeros.

Otro clásico de los entrenamientos abiertos al público es la ronda de autógrafos tras la ducha de los jugadores. El primero en salir, igual que del césped, fue Emre Mor, que tras diez minutos con la afición pidió la ayuda de un miembro de seguridad para llegar hasta su coche. La fiebre del celtismo era tan efervescente que hasta Fran Vieites, portero del filial, estuvo firmando autógrafos durante un cuarto de hora. Con la salida de Brais, Denis o Iago la locura fue máxima, y es que esta nueva temporada genera máxima ilusión.