Adiós al quinto extranjero con más partidos de la historia del Celta

x.r.c. VIGO

GRADA DE RÍO

SERGEY DOLZHENKO

Gustavo Cabral ficha por el Pachuca mexicano y pone fin a siete temporadas y 229 partidos en el Celta, que pretende rendirle un homenaje coincidiendo para la disputa del Memorial Quinocho

15 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Gustavo Cabral deja su contador celeste en 229 partidos después de siete temporadas en el Celta, lo que le convierte en el quinto extranjero con más partidos de la historia, solo por detrás de Gustavo López, Mostovoi, Cáceres y Vlado Gudelj. Cabral, que no era una opción prioritaria para el Celta, que de hecho no llegó a realizarle ninguna oferta, se comprometió en la tarde de ayer con el Pachuca mexicano, un club con el que mantiene especiales lazos el presidente Carlos Mouriño. Su adiós definitivo significa que el conjunto vigués, que pretende homenajear al argentino en el Memorial Quinocho, debe fichar a dos centrales. En estos momentos solo cuenta con Néstor Araujo y David Costas.

«Un jugador emblemático, comprometido, ejemplar en todas sus facetas, líder y compañero pone fin a su etapa en el Celta. Gustavo Cabral, cuyo contrato expira el próximo 30 de junio, emprenderá una nueva aventura deportiva lejos del club en el que durante siete años mostró una profesionalidad y un comportamiento exquisitos», comentó el cuadro vigués para hacer pública su salida definitiva y de paso agradecerle los servicios prestados: «El Celta solo puede darle las gracias por todos estos años de afouteza, de pasión y entrega absoluta y desearle el mayor de los éxitos». Minutos después el Pachuca anunciaba su contratación, una cuestión que en México ya se daba por consumada horas antes. En la despedida, su exequipo ya pide permiso a los Tuzos para que Cabral puede darse un baño de masas en el Memorial Quinocho previsto para el próximo mes de agosto. «Pueda recibir un más que merecido homenaje durante la celebración del Memorial Quinocho».

Cabral llegó al Celta, desde el Levante y en calidad de cedido por el Arsenal de Sarandí, club en el que nunca jugó, en el verano del 2012 y su primer día de celeste no lo pasó en Vigo, sino en la concentración de Quiaios (Filgueira da Foz) en donde se encontraba de pretemporada el equipo que preparaba Paco Herrera. Desde entonces ha disputado partidos en las siete temporadas que el cuadro vigués lleva de un modo consecutivo en Primera. Era conjuntamente con Sergio y Hugo Mallo los únicos que quedaban de aquel primer Celta del retorno (teniendo en cuenta la salida de Iago Aspas de por medio).

45 partidos en un año

Su cénit a nivel competitivo se dio en la temporada 16/17, en la que disputó 45 de los 60 partidos oficial que disputó el club. Esta temporada, cuando parecía que tendría un papel testimonial terminó por convertirse en un jugador importante en las últimas jornadas, que le valieron para superar a Valery Karpin del quinto puesto de extranjeros en la historia celeste.

Pero al margen de la estadística, deja dos goles para el recuerdo. El primero en Pucela, en mayo del 2013, en la temporada del 4 % en el penúltimo partido de Liga, el segundo en Ucrania en la eliminatoria de la Europa League ante el Shakhtar Donetsk cuando marcó el tanto de la clasificación en la prórroga en un lance de estrategia en el que desobedeció a Eduardo Berizzo. «Menos mal que no me hizo caso», comentó después el entonces entrenador céltico.

En el vestuario ganó galones desde el primer día y terminó por convertirse en uno de los líderes y capitanes del conjunto vigués, además de cabeza visible del clan sudamericano.

Cabral ya pudo salir el invierno pasado (tuvo una oferta del fútbol árabe) pero finalmente terminó su contrato con el conjunto céltico. De hecho su primera intención era renovar en Vigo, pero Carlos Mouriño explicó en su última comparecencia que el argentino no era opción prioritaria y que sería requerido en plena pretemporada si el Celta no encontraba lo que buscaba en el mercado. Esa opción ya no será posible. Gustavo Cabral seguirá su carrera en México pero le queda una cita en Vigo. «Un dos nosos», como le despide el Celta, tiene pendiente un tributo.