El reto de seguir creciendo sin Aspas

x.r.c. VIGO

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

La sanción del moañés marca la visita a un Atlético sin apenas objetivos y que presenta siete bajas

13 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta tiene una baja por sanción (Brais y Juncà están lesionados) y el Atlético siete entre en tarjetas y lesiones, sin embargo el peso de Iago Aspas en el conjunto vigués va mucho más allá de las ausencias de un cuadro colchonero cuyo fondo de armario es mucho más amplio. Porque en la visita al Wanda Metropolitano el Celta vuelve a la vida sin Aspas. A la que le llevó a sumar cuatro puntos de 33 y a enterrarse en la zona de descenso. La esperanza es que el efecto Iago, que ha cambiado el panorama de un modo ostensible, se prolongue también en su ausencia por tarjetas de esta tarde. Los vigueses, que defienden su posición fuera del descenso, necesitan al menos puntuar para seguir al margen de la zona roja con independencia de lo que hagan Valladolid y Villarreal.

Suplir a Iago no es un tema baladí. Con el moañés en el campo el Celta remata cuatro veces más por encuentro, pasa de marcar 0,7 goles por partido a 1,7 y se asegura el 32 % de la victorias ante el 10 % sin él. Porque el moañés no son solo cinco goles en tres partidos y dos asistencias, datos siderales, sino su influencia en el campo. Que se lo pregunten a Maxi Gómez, que de su mano rompió la sequía con dos goles en las dos últimas citas de Balaídos. Será el charrúa el faro ofensivo del Celta en el Metropolitano, pero la incógnita es saber quiénes serán sus socios y cómo se posicionarán en el campo.

Boufal y Boudebouz parecen los mejor colocados para acompañarle en la línea de vanguardia. El parisino se ha hecho con el siempre problemático flanco izquierdo. Con un uno contra uno prodigioso, la toma de decisiones ha lastrado su camino de celeste. El jugador cedido por el Betis jugó su mejor media hora en la recta final ante la Real y podría tener la recompensa de la titularidad. Los dos, como casi todos, han crecido con Iago en el campo y ahora debe aprovechar la inercia en uno de los grandes escenarios de la liga.

 

Los tres, si finalmente componen el ataque céltico, se encontrarán con una zaga colchonera de circunstancias, especialmente por el centro, ya que todos los centrales de confianza de Simeone son bajas y el argentino tendrá que recurrir a Nahuén y Montero, una pareja inédita y bisoña que tendrá una prueba de fuego si el Cholo no se inventa algún central de emergencia.

En la medular aparecen las grandes incógnitas para tapar la influencia del moañés en el despliegue del juego ofensivo. A falta de extremos puros, salvo que Hjulsager tuviera el plácet de la titularidad, la opción más viable sería un giro hacia el 4-3-3, lo que supondría incluir a Fran Beltrán en un trivote al lado de Okay y Lobotka que a día de hoy parecen fijos. Enfrente se encontrarían a un poblado centro del campo colchonero en donde faltaría el pulmón de Thomas pero que sigue sobrado de calidad con Koke, Saúl, Rodri y se supone que Vitolo.

En defensa la lógica invita a pensar que repetirá el cuarteto del domingo pasado, pero si al final Correa es titular quizás Escribá necesite un central rápido como David Costas para atender al doble frente que puede formar el argentino con Griezmann. Morata podría ser otra opción en los rojiblancos, lo que cambiaría por completo el perfil de la delantera.

Pero por encima de bajas y circunstancias, emerge el momento, antagónico para los dos equipos. Porque mientras el Atlético ya puede planificar las vacaciones y el futuro (la única lucha que le queda es ser segundo o tercero, algo baladí para la próxima Champions), el Celta se juega la vida ya que un triunfo o un empate le permitirían seguir fuera de la zona de descenso de la que salió el domingo pasado tras sumar siete puntos en el ciclo de tres partidos de la semana. Un objetivo mayúsculo para reforzar la teoría que el Wanda no es un imposible.