El entrenador del Celta proclama antes de la visita al Eibar que la unión del equipo le da «unas ganas de puta madre» de continuar trabajando
02 mar 2019 . Actualizado a las 12:16 h.El técnico del Celta Miguel Cardoso destacó en la previa de la visita al Eibar la importancia de este partido, como de todos los que vienen a partir de ahora. «Tenemos que tener claro que a partir de ahora cada partido es el partido de nuestras vidas, tenemos que jugar cada uno como si fuera el último», subrayó. Además, destacó que «la unión que permitió vencer dificultades contra el Alavés es un valor difícil de conquistar» que deben «cogerlo fuerte».
Confirmó que no habrá demasiados cambios con respecto al partido pasado. «La capacidad de ordenarse es muy importante para no perder el equilibrio, para ser compactos, defender bien. Lo tuvimos en el último partido y es importante», indicó repitiendo que deben mantener esa actitud. En cuanto a la defensa de cuatro o de cinco, no confirmó cuál será la elección: «Entrenamos los dos sistemas como la semana anterior, podemos cambiar en el transcurso del partido para que nos den más valías. Lo importante es que la idea y los principios que entrenamos no se cambien». Defiende que el equipo se encuentra cómodo de las dos maneras y que hizo partidos competentes con una y otra defensa.
El entrenador se refirió también a las dificultades para crear ocasiones que tuvieron la semana pasada. «no generamos mucho, pero suficiente para haber hecho el gol que nos habría dado tres puntos. Hay que mirar el crecimiento del equipo con las dinámicas ofensivas pero sobre todo comprender cómo tener llegada, encontrar momentos de creación». Y recordó un par de acciones en que no tiraron y no terminaron las jugadas. «Lo importante es que el equipo esté compacto y comprenda los distintos momentos y que yo les ayude a ello».
Cardoso ve al Eibar como «un equipo competitivo, que tiene una interpretación muy clara del fútbol para jugarlo allí de procesos simples pero eficaces, que compite muy bien, le gusta ser presionante, poner balones fáciles en el área, tirar centros a todo momento, maneja bien los momentos del partido». A los suyos les compete, dijo, «ser verdaderos, eso significa estar cerca de lo que entrenamos y ser fieles al plan de juego, cuanto más lo seamos más cerca estaremos del éxito». Pide a sus futbolistas «un rigor muy grande».
No cree el luso que haya problemas de comprensión de los jugadores, sino que considera que «hay pequeños detalles que pueden hacer una diferencia increíble», tales como momentos emocionales, la falta de otro jugador o la capacidad del contrario para hacer daño, enumeró. «Creo que lo que nos une es una voluntad grande de hacer las cosas bien, tener las cosas claras entre entrenador y jugadores es el principio de la credibilidad del trabajo». La unión que existe le «dobla la energía», comentó. «Me da unas ganas de puta madre de trabajar cada día, lo digo de verdad».
Cardoso, preguntado por las palabras de Mendilibar de que a su equipo se le dan mejor los equipos con tres centrales, entiende que «cada partido es diferente, cada jugador te puede aportar distintas cosas dentro de un sistema. Cuando el partido empieza no tiene nada que ver con los anteriores que has jugado». Destacó que tienen un juego exterior fuerte, diferente por izquierda y con derecha: «Cucurella no tiene nada que ver con Orellana, los laterales también son diferentes. Son prácticos, les gusta poner el balón cerca del área, tenemos que interpretar los espacios donde el balón va a estar, achicar los espacios».