El Celta respira y gana al Sevilla tras un partido angustioso

Xosé R. Castro VIGO

GRADA DE RÍO

Un gol de Okay decide para los vigueses un duelo con más drama que fútbol

02 feb 2019 . Actualizado a las 23:23 h.

Balaídos estalló de júbilo y liberó la angustia cuando De Burgos Bengotxea pitó el final de un partido agónico, con poco fútbol pero sobrado de emoción y de drama por la situación del Celta. Al final decidió un lance de estrategia culminado por Okay en el segundo palo tras un saque de córner de Hugo Mallo con prolongación de Cabral. La única manera de ganar sin Iago Aspas en el campo, casi dos años después (abril 2017). El Sevilla, que se lo tomó con calma en el primer tiempo, tuvo el partido en un poste de Ben Yedder y tras encajar cargó con más intención que ideas ante un equipo vigués que acabó extenuado y que esta vez supo recurrir al otro fútbol para quedarse con un triunfo indispensable para su permanencia en Primera.

Pese al empuje del celtismo con un recibimiento de tronío, el primer tiempo evidenció que el miedo se había colado por completo en los huesos del Celta. El equipo apenas se atrevió a hacer cosas y las pocas veces que lo intentaba acumulaba un saco de errores no forzados, especialmente en el pase. Frente al Sevilla, y pese a la necesidad, tan solo tiró una vez entre los tres palos en el primer tiempo, en una llegada de Boufal. Todo lo demás fue atención, contención y sufrimiento ante un rival que tampoco metía miedo y que con su línea de tres centrales tenía suficiente con controlar el partido a través del balón. Ben Yedder en un par de ocasiones amagó con liarla, pero nunca terminó de conectar. A esa corrección defensiva ayudó el regreso de Okay, que da centímetros y físico a un centro del campo del que se cayó Lobokta, en baja forma y sin la confianza de Cardoso.

El intermedio liberó el partido, que pasó de una partida de ajedrez cargada de precauciones a un duelo más abierto. El Celta asumió que tenía que dar un paso al frente y lo hizo pisando con más asiduidad el área rival y atreviéndose con tres disparos desde fuera (dos de Jozabed y uno de Beltrán). Pero la apuesta acarreaba la desorganización defensiva habitual y el Sevilla pudo adelantarse en una jugada ya vivida en Vigo a principios de enero: saque del portero y tras una prolongación el balón acabó en los pies de Ben Yedder, solo ante Rubén. La diferencia con aquel gol de Williams para el Athletic fue que en esta ocasión el esférico acabó en el palo.

Superado el trance, el Celta encontró oro en un lance de estrategia. Sacó el córner Hugo Mallo, Cabral tocó lo justo en el primer palo para elevar el balón y en el segundo apareció solo Okay para marcar a placer.

Quedaban 20 minutos y la prolongación y Balaídos asistió al partido más largo de la historia. El Sevilla comenzó a cargar con más corazón que intención y el Celta poco a poco fue reculando, en gran medida porque el cansancio, con el desgaste y la tensión, comenzó a pasar factura y los últimos minutos fueron pura agonía, con los hispalenses cargando las baterías aéreas y con Araujo devolviéndolo todo. De nuevo el fantasma de una remontada planeaba en el ambiente pero la gran diferencia radicó en que de una vez por todas el Celta fue capaz de recurrir al otro fútbol, algo imprescindible cuando se trata de sobrevivir en la élite. Como premio el equipo durmió fuera de la zona de descenso. El primer paso.

Ficha técnica

1 - Celta: Rubén; Hugo Mallo, Cabral, Araújo, Juncá; Okay (David Costas, m.85), Jozabed (Lobotka, m.68), Beltrán; Brais, Boufal (Sisto, m.79) y Maxi Gómez

0 - Sevilla: Vaclík; Mercado, Kjaer, Sergi Gómez; Quincy Promes, Banega, Franco Vázquez (Amadou, m.69), Arana (Roque Mesa, m.35); Sarabia (Escudero, m.76); Ben Yedder y André Silva.

Gol: 1-0, m.72: Okay

Árbitro: De Burgos Bengoetxea (Comité Vasco). Amonestó con tarjeta amarilla a Okay, Beltrán y David Costas, por parte del Celta; a Sarabia, Sergi Gómez, Banega y Mercado, por parte del Sevilla

Incidencias: partido correspondiente a la vigésimo segunda jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio municipal de Balaídos ante 17.503 espectadores.