La crisis arrincona al Celta

Lorena García Calvo
Lorena García Calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

M. MORALEJO

Un grave problema defensivo, una dudosa planificación de la plantilla, dos técnicos y el revés en los resultados han conducido al equipo a estar a dos puntos del pozo

18 ene 2019 . Actualizado a las 10:32 h.

El Celta está en crisis. Cerrar la primera vuelta en el puesto decimoséptimo, con solo dos puntos de colchón sobre el descenso, no entraba en los planes de un equipo que arrancó la temporada con el discurso europeo por bandera. Los célticos alcanzan el ecuador de la Liga más abajo que nunca desde el regreso a Primera, y los murmullos de preocupación van camino de convertirse en gritos. Mientras, se buscan explicaciones que van desde la confección de la plantilla al gigantesco agujero defensivo, pasando por la añoranza a Iago Aspas y la elección de entrenador.

la situación

Al borde del descenso

El Celta está al borde del pozo. La derrota en Vallecas dio carpetazo a una primera vuelta en la que el equipo solo ha sido capaz de sumar 21 puntos, lo que le relega a la decimoséptima plaza, la más baja desde que regresó a Primera en el 2012. Para encontrar una temporada con el equipo tan hundido en la tabla hay que retrotraerse al curso 2003-04, el del penúltimo descenso. Por entonces tenían 20 puntos. Los célticos encadenan tres derrotas consecutivas y de los doce últimos puntos en juego solo sumaron uno.

el foco

El desastre defensivo

Encajar 32 goles en 19 partidos da muestra de la fragilidad defensiva de los vigueses, que se han pasado las últimas siete campañas intentando, sin éxito, mejorar en esa faceta. De los equipos que acumulan el mismo período de tiempo consecutivo en Primera, el Celta es el que más goles ha recibido (370) y el que presenta peor ratio, con 1,49 encajados por encuentro. Mientras la mayoría de los clubes rivales mejoraban a la hora de levantar sus muros, los vigueses se han mostrado incapaces de cortar la hemorragia.

los zagueros

Sin mejoría con los nuevos

El problema que el Celta tiene atrás es tan evidente que la dirección deportiva intentó ponerle coto el pasado verano. Fichó por siete millones al central más caro de su historia, Néstor Araujo, incorporó a Juncà al lateral y recuperó a David Costas. El problema es que lo que vino no mejoró lo que se fue. Porque Sergi Gómez se marchó al Sevilla y Jonny a la Premier vía Atlético de Madrid. El lateral zurdo perdió solvencia y los centrales no acaban de funcionar. Por eso ahora, el Celta está de nuevo en el mercado buscando zagueros que le ayuden a salvar el pellejo. El lateral Durmisi y el central Riedewald son los elegidos.

la plantilla

Dudas con la planificación

Pero no todos los males del Celta se circunscriben a su zaga. La confección del resto de la plantilla también arroja lagunas, comenzando por un exceso de tráfico en el centro del campo, donde Fran Beltrán, Okay Yokuslu y Lobotka tienen difícil acomodo al mismo tiempo. A ellos se suma una legión de mediapuntas que comienza con Brais Méndez y acaba con Jozabed, mientras los flancos están huérfanos. Porque ni Boufal ni Pione Sisto ni Emre Mor se pegan a la banda para dar otras alternativas al equipo. Además, Boufal sigue con su tendencia personalista, Sisto no encuentra su lugar y a Mor le falta madurez para ejercer de futbolista de élite. Además, en punta, el club apostó por quedarse únicamente con dos delanteros, Iago Aspas y Maxi Gómez, y cuando alguno de los dos falta, el equipo se resiente sobremanera. No solo por su trascendencia goleadora, sino por los problemas de reemplazo que conlleva.

el ataque

La «aspasdependencia»

Contar en el vestuario con un futbolista de la talla de Iago Aspas es una bendición. El problema es que cuando por lesiones, como sucede en este caso, no puedes disponer de sus servicios, su ausencia supone un golpe en toda la línea de flotación. El Celta tiene aspasdependencia, y quedarse sin su jugador franquicia en pleno mes de enero, cuando debía clarificarse hacia dónde va el camino del equipo, tampoco ayuda.

el banquillo

Dos técnicos en una vuelta

El primer problema con el que se encontró el Celta esta temporada fue la elección del banquillo. Mouriño confió la dirección del equipo a Antonio Mohamed, un técnico locuaz, sin experiencia en España y con un modelo futbolístico que nada tiene que ver con el celeste. El primer día, el Turco aseguró que Europa no era el techo, sino el piso, pero el discurso fue por un lado y la realidad por otro. Aguantó trece contiendas y dejó un Celta que no sabía a qué jugaba. Cardoso sí encaja con el gusto futbolístico celeste y desarrolla un intenso trabajo diario, pero los brotes verdes de las primeras contiendas se han marchitado. El equipo urge reencontrarse con la victoria y las buenas sensaciones.

institucional

El duelo Mouriño-Caballero

Por si todo lo deportivo no fuese suficiente, el mano a mano que Mouriño y Caballero se traen por el estadio y los escollos que encuentra la ciudad deportiva no ayuda. Entre el celtismo empieza a calar la idea de que el presidente está más pendiente de las cuestiones institucionales que de las deportivas, e incluso entre la propia afición se percibe división al respecto. Los seguidores demandan además más mimo por parte del club, cerrar files y remar todos hacia el mismo lado.