Terror en Vallecas

GRADA DE RÍO

SERGIO REYES ROBLEDO

Una defensa desastrosa hunde al equipo, sin rumbo, y le mete en serios problemas

12 ene 2019 . Actualizado a las 21:32 h.

Lo del Celta es inexplicable. ¿Cómo es posible que teniendo la mejor plantilla de los últimos años, y tras haber fichado con el talonario en la mano, el equipo se esté hundiendo en las arenas movedizas de Primera? En el campo de Vallecas los de Cardoso ofrecieron otro tremebundo espectáculo defensivo, se entregaron al rival durante 55 minutos -sin pelota ni control- y acabaron pecando de blandos cuando empezaban a mirar de frente al contrario. El 4-2 hiere en la forma y en el fondo. Porque faltó fútbol, faltó liderazgo, faltaron respuestas desde el banquillo y sobraron dudas. La mayor es la que ahora le persigue desde la zona roja.

el problema

Desastrosa defensa

El rendimiento defensivo que el Celta ofreció en Vallecas fue de película de terror. Un auténtico drama impropio de futbolistas profesionales. El costado zurdo de Juncà fue una autopista por la que Advíncula penetró una y otra vez durante el primer tiempo para servir en bandeja balones a un Raúl de Tomás, que se empachó. El lateral del Celta defendía a veinte metros de su par y por encima estaba absolutamente solo en su cometido porque Boufal reserva todas sus energías para conducir el balón y hacer malabarismos estériles. La lección de la solidaridad defensiva todavía se le resiste. Pero aunque fue el costado zurdo el de mayor hemorragia, el resto de la zaga se contagió. Hugo Mallo estuvo más incómodo de lo habitual, sin el liderazgo que acostumbra a vestir, y los centrales se encontraron superados por las circunstancias y el rival, algo que, por otra parte, tampoco es nuevo. El resultado fue un no parar para los vallecanos.

las fases

Sin control y sin criterio

El Celta no fue capaz de tomar el pulso al partido hasta el minuto 55, cuando el marcador marchaba 2-2 y por primera vez consiguió hacer un ataque posicional y plantarse en campo rival sin las pulsaciones a tope y la precipitación machacando. Hasta entonces los vigueses vivieron en un frenesí que les superaba. Sin control, sin pausa y sin beneficio alguno. Los célticos necesitan la pelota para respirar, a pesar de que a veces se atrincheran tanto tras ella que se olvidan de ser verticales. No equilibran la balanza. Ante el Rayo, cuando por fin parecía que asumían el peso, llegaron los errores de siempre y se acabó lo que se daba. Como dijo Mallo, no es solo correr, hay que saber hacerlo. Cuándo y cómo.

el ataque

Maxi contra el mundo

Sin Aspas, al Celta le falta su faro, pero también un futbolista que arrastre a los centrales y que surta a Maxi Gómez de balones. El charrúa se encontró ayer bajando a recibir al centro del campo, como hace demasiado a menudo el moañés, para intentar lanzar ataques que no encontraban rematador. Brais está lejos de su nivel, Jozabed no está clara ni cuál era su función, Boufal va a lo suyo, Dennis está muy verde y Pione ni está ni se le espera. Lo dicho. Un drama.