Un año, tres formas de ver el fútbol

Lorena García Calvo
Lorena García Calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

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Del sosegado Unzué, el Celta pasó al histrionismo del Turco y acabará el año con el académico Cardoso

27 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En los últimos doce meses la plantilla del Celta ha tenido que adaptarse a tres formas diferentes de entender y poner en práctica el fútbol. Tantas maneras como entrenadores ha tenido el equipo, que comenzó el 2018 con Unzué en el banquillo, lo continuó con Mohamed al frente y lo finaliza con Cardoso a los mandos. Mientras el navarro y el luso tienen algunos trazos similares, el argentino es la pieza que rompe el tablero.

La etapa de Unzué llevando la batuta celeste pasó sin pena ni gloria. El equipo se quedó lejos de Europa, su fútbol era por momentos un querer y no poder y la sensación era que sus vastos conocimientos futbolísticos no permeaban en la plantilla. Tenía contenido, pero le faltaba convencer y emocionar. Eso sí, el navarro se marchó de Vigo con el reconocimiento de hombre trabajador, sereno y con el respeto de los jugadores.

Sobre el césped, el fantasma de los goles encajados le persiguió de principio a fin. De hecho, el Celta acabó la temporada con 60 tantos recibidos y 59 marcados. En liga, 13 victorias, 15 derrotas y 10 empates definieron su trabajo.

Con la llegada en verano de Antonio Mohamed al banquillo céltico, el perfil sosegado del anterior inquilino dio paso a un preparador radicalmente opuesto. El Turco era un técnico rompedor en todos los sentidos, comenzando por su personalidad y continuando por su fútbol. Nada más enrolarse en el Celta aseguró que Europa era el piso, no el techo de su equipo, y hasta habló de ganar la liga.

Su discurso inicial se movía entre el optimismo exacerbado y el desconocimiento del fútbol español. Eso fue aderezado por una forma de entrenar bastante laxa y por cierta indolencia a la hora de preparar los partidos, realizar el trabajo de análisis previo y diseñar a conciencia la contienda.

Pero además, el problema de origen era que el libro balompédico del Turco nada tenía que ver con el fútbol protagonista y de buen trato de balón que el Celta ha convertido en bandera.

Si el paso de Unzué a Mohamed fue un giro de 180 grados en verano, en pleno mes de noviembre el equipo experimentó otro de la misma magnitud. Porque Cardoso no se parece en nada a su predecesor. El luso, único de los tres técnicos que no hizo carrera como futbolista, responde a un perfil eminentemente académico. Enlaza con el navarro en que recupera el tono futbolístico céltico. Quiere el control a través de la posesión y con ella deshacerse del rival.

Mucho más discreto que Mohamed, en lo futbolístico hasta el momento no ha conseguido controlar la sangría de goles, como sus antecesores, si bien el trabajo defensivo ha dejado algún brote verde. Aunque su modelo preferido era un 4-2-3-1, lo ha matizado a un 4-4-2 al que también recurrió bastante el Turco en el arranque.